Capítulo 59

997 160 36
                                    

Kael

No puedo ocultar la sonrisa de mi rostro. Nada podría arruinar la felicidad de este día. Ni siquiera mi primo, que viene por el pasillo, con esa sonrisa arrogante hasta mí.

No, definitivamente no.

—Su majestad —Hace una reverencia en un tono burlesco.

—¿Majestad? —expreso confundido porque eso se le dice al rey.

—Mil disculpas —Se ríe —. Su alteza —se corrige.

—No hay cuidado, hoy tengo un día precioso, así que tus burlas no me afectan.

—¿Y se puede saber por qué?

—Estoy casi seguro de que me voy a casar —Apoyo la mano donde está mi corazón.

La sonrisa de Fared se esfuma.

—¿De qué mierda hablas?

—¿Qué te pasa? Se te fue la tranquilidad —Me río —. Jaelyne y yo tuvimos un encuentro muy bonito hoy, ya nos estamos entendiendo y nada puede quitarme esa felicidad.

Entrecierra los ojos, tiene furia en su mirada, esa clara paz que siempre lo rodea no está, no oculta sus emociones esta vez.

—Recordé que tengo que adelantar planes —Su sonrisa regresa, reincorporándose de su malhumor —. Siento ser yo el que te lo diga pero... —Se hace el dolido —tu padre se encuentra muy mal y el Comite ha estado hablando.

Me sorprendo.

—¿Qué?

—Sí, se descompensó hace un rato, el Comite está adelantando posibilidades.

—¿Es grave? —pregunto preocupado.

Sonríe.

—No sé, solo digo lo que me contaron, parece que es un mal sin razón alguna.

Estoy cansando de oír a este tipo, regodearse de la desgracia ajena. Lo esquivo ignorándolo y voy en dirección al cuarto de mi padre.

Los guardias me dejan pasar, entonces veo a mi padre acostado en su cama, casi moribundo y con la piel más pálida que le haya visto.

—Padre —Me acerco al banco y me siento a su lado, tomo su mano.

—¿Tu concubina te envió mi mensaje?

—¿Qué mensaje? —expreso confundido.

—No importa, tienes razón, no necesitas a una mujer para estar completo, sobre todo si esa es una arpía. Tienes mí misma suerte, querido hijo —Se acerca a mi rostro despacio para que lo pueda escuchar, ya que su voz en muy baja —. Deshazte... —Traga saliva con dificultad, arena cae de su boca en la sabana —de ella, será la desgracia, justo como tu madre dijo.

Frunzo el ceño ante la mención de mamá.

—¿De qué hablas?

—De la Belleza del Desierto. Creí que podría tenerlo todo, pero me equivoqué, tu madre ganó de nuevo.

—Estás delirando.

Me agarra de la ropa fuerte.

—¡Escúchame! No puedes dejar que te arrebaten el trono, ¿comprendes? No dejes que nadie lo haga. Eres un imbécil, pero eres mi único imbécil, ¿entendiste? No permitiré que nada, arruine lo que creé aquí.

—Padre, no delires, y no compares a Jaelyne con mamá, por favor.

Bufa.

—Tú no entiendes, pero estoy seguro que lo comprenderás pronto, después de todo tienes sus malditos genes, claramente lo "verás" como ella —enfatiza en la palabra ver —. Seguro será lo único bueno que obtendrás de tu madre.

—No quiero nada de ella, está loca e intentó matarme.

Se ríe y tose, así que se aleja de mí para recostarse.

—Lo sé, ella quiso detener que la trajerás, pero lo impedí, y ya no la pude perdonar más —Mira al techo.

—Y siempre estaré agradecido por eso, sin embargo voy a insistir, Jaelyne no es ninguna desgracia.

Sonríe con malicia.

—Mis palabras recaerán sobre ti cuando sea el momento de mi muerte, estoy seguro, porque la Belleza del Desierto será la culpable.

Belleza del Desierto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora