"Fiesta de pijamas"

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-¿A una fiesta de pijamas?- Preguntó Flavio confundido.

-¿Qué tenéis?¿Diez años?- Se burló Hugo.

-Ja, ja. Muy gracioso.- Dijo Samantha mirándole seriamente.

-Es una quedada entre amigas, solo que de noche.- Explicó Eva.

-Estoy seguro que tú también lo has hecho alguna vez.- Comentó Samantha mirando a Hugo.

-Ir si queréis, yo no estaré en casa por la noche.- Comentó Flavio.

-¡Qué!¿Me vas a dejar solo?- Se quejó Hugo.- Me aburriré mucho sin alguien a quién molestar.-

Flavio rodó los ojos.- Volveré por la noche, pero cenaré fuera.-

-¿A dónde vas?- Preguntó Eva.

-¿Has quedado con algún amigo?- Preguntó Samantha.

-¿También vas a una fiesta de pijamas?- Se burló Hugo.

-Gérard y yo vamos a ir a conocer a la novia de Bruno. Se ve que la conoció en una fiesta, o algo así.- Explicó Flavio.

-¿Bruno?¿Y por qué no me ha invitado a mí? También soy su amigo.-

-Probablemente no te tiene la misma confianza que a mí.-

Hugo hizo un puchero.- Ya, no te enfades.  Volveremos mañana por la mañana.- Eva le dio un beso en los labios.

Después de despedirse, la dos se marcharon.

-¿Y tú cuándo te vas?-

-A las siete, probablemente.-


-¿Donde está Maialen?- Preguntó Samantha.

-Iba a venir, pero en el último momento me dijo que había quedado para cenar con su novio. Creo que iba a conocer a alguien.- Respondió Anajú.

Se habían reunido Anajú, Samantha, Eva, Anne en la casa de la primera. Aunque se suponía que vendría también Maialen.

-Vaya chica. ¿No sabe que las amigas van primero? Son las que te sostienen.- Comentó Samantha.

-Déjala, es su primera pareja desde hace un montón de tiempo. Ya la interrogarnos más tarde.-

-Sí, ese suena un buen plan.- Comentó Eva.

-Bueno, contad. Casi lleváis medio año viviendo juntas. ¿Cómo es?- Preguntó Anne.

Y tenía razón. Hacía pocas semanas habían entrado al comienzo del verano.

-Genial. Lo típico que sueñas cuando vas al instituto.- Respondió Eva.

-Yo solo diré que en esa casa nunca te aburres.- Dijo Samantha.

-Normal, sois cuatro amigos viviendo allí.- Dijo Anajú.

-Eso debe ser una fiesta por día.- Comentó Anne.

-No te creas. Flavio nos pone control.-

-Yo creo que debería soltarse más.-

-Tal vez. Pero bueno, contadnos vosotras.- Inició Samantha.

-¿A qué te refieres?- Preguntó Anajú.

-Yo estoy con Flavio, Eva está con Hugo, y ahora Mai está con el novio misterioso este. ¿Y vosotras qué?¿Anne?- Las tres se giraron a mirarla.

-Pues mira, en realidad no os lo iba a decir hoy, pero últimamente he estado quedando con un tío que es súper majo.-

-¿Enserio?-

-Es rubio y lleva gafas. Pero es un bombón.-

-Ajá.-

-¡Ey!-

-¿Y tú qué, Anajú?- Interrumpió Eva.

-De momento nada, chicas. Sigo sin encontrar a nadie.-

-Tranquila, ya lo encontrarás.- Dijo Samantha dándole un abrazo.- Y si no te ayudaremos a encontrarlo. Estamos disponibles las veinticuatro horas.-

-Gracias, pero no. Además, sabéis que prefiero centrarme en mis amigas por el momento. No se que haría sin vosotras.-

-Aw... Que cuqui.- Dijo Eva.

-Bueno, ¿Empezamos a comer?- Preguntó Anne.

En ese momento sonó el timbre.

-Sí, ha llegado la pizza.- Dijo Anajú levantándose.- ¡Voy!-

Cuando volvió, las cuatro se quedaron comiendo y hablando hasta tarde. Tocando temas personales e incluso intentaron formar teorías sobre el novio de Maialen. También le mostraron a Anajú diferentes personas que conocían para presentárselas, pero ella se negaba con todas.

Más tarde decidieron ver una película. Anajú insistió en que una película no se podía ver si no era acompañada de palomitas.

Finalmente, cerraron las luces con la intención de dormir.

-Ya, cállate, Eva.- Se quejó Samantha.

-Es que no entiendo porque no se quedó con el rubio. Era muchísimo mejor.-

-Algunas intentamos dormir. Y no quieres que me levante de mal humor.- Dijo Anne algo mosqueada.

-Me da igual. Tengo que entenderlo. Estas horas son las mejores para formar teorías.-

-Estas horas son para dormir, no para pensar idioteces.-

-¡Oye, no son idioteces!-

-¡Ya!¡Callaros!¡Las tres!- Exclamó Anajú enterrando su cara en el cojín.

-¡Ey!¿Yo que he hecho?- Se quejó Samantha. Anajú gruñó pero no respondió.

Pasaron dos minutos antes de que alguna de las cuatro volviese a hablar.

-Ah, ¡Ya sé! Fue por el padre de su amiga, él no- Fue interrumpida.

-¡Eva!¡Cállate!- Samantha le tiró un cojín.

Cuando Eva se lo quiso devolver, el cojín le dio a Anne. Así se formó una guerra de almohadas que les quitó el sueño a las cuatro.

"Pareja perfecta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora