"Horarios"

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Habían decidido esperar a Eva para comer todos juntos. Esta se había ido a trabajar media hora antes de que volviera Flavio. Samantha decidió preparar una comida sencilla para su primer día: ensalada de pasta. Ella había decidido tomar la iniciativa i ser la primera en cocinar para los cuatro.

Tuvo que pasar por su antigua casa para coger algunas cosas para cocinar, por mientras Hugo y Eva fueron a hacer la compra.

-¡Te ha salido genial!¡Te juro que me encanta!- Exclamó Eva mientras comía su plato de pasta.

-Gracias. Todo lo bueno que puede estar un plato de pasta, pero bueno.- Samantha le quitó importancia.

-No. Eva tiene razón. Está muy bueno.- Le  comentó Flavio. Samantha sonrió agradecida.

Más tarde, mientras que Eva y Flavio se habían prestado a fregar los platos, Samantha había bajado a comprar algo, eso sí, sin avisar al resto. Así que cuando volvió, Hugo no pudo evitar quedarse sorprendido.

-¿Qué llevas allí, illa?¿Donde te habías ido?- Preguntó el rubio llamando la atención de Flavio y Eva, quiénes acabaron de fregar para girarse a ver a Samantha.

-He estado pensando y creo que necesitamos urgentemente... Esto.- Explicó sacando aquel objeto que había llamado l atención de Hugo.

-¿Una pizarra?-

-Exacto. Una pizarra para nuestros horarios de trabajo. Todos nos pasamos mucho tiempo trabajando, así que creo que nos iría bien saber los horarios de todos.- Explicó mientras empezaba a escribir los días de la semana.- Supongo que os parecerá bien. Total, ya tengo aquí la pizarra.- Luego empezó a murmurar para si misma.- A ver, Fla todos los días, a las ocho... Excepto sábado y domingo. ¡Voy a poner solo la inicial de nuestros nombres!- Informó.

-¿De que trabajas tantos días a las ocho?- Hugo no se imaginaba levantándose tantos días pronto para ir a trabajar.

-Eh... En la tienda de música del padre de Gerard. Está a dos calles de aquí.- Respondió poniendo ambas manos en su nuca.

-¿Gèrard?- Preguntó Eva.

-Uno amigo mío. Mi mejor amigo.- Se corrigió.

-Bueno, Eva, Hugo, ¿De qué trabajáis vosotros? Solo faltáis vosotros.- Preguntó Samantha.

-¡Ala!¡Qué morro!¡Tú trabajas en una tienda de ropa! Ya me gustaría a mí trabajar en una tienda de ropa.- Se quejó Eva después de echarle un vistazo rápido a la tabla.- Yo trabajo como camarera todos los días de doce a dos.-

Cuando acabó de apuntar el trabajo de Eva se giró a mirar a Hugo.

-¿Y tú, Hugo?¿De qué trabajas?-

-Eh... Bueno...- Trató de explicar.

-La verdad es que Hugo no tiene un trabajo fijo. Le cuesta bastante que alguien se lo tome enserio, por las pintas que trae, que parece demasiado joven.- Explicó Eva adelantándose a su novio.

-¿Entonces, no trabajas?- Preguntó Flavio.

-Bueno, ahora mismo tengo trabajo como paseador de perros, pero no son días fijo, me van avisando.- Explicó Hugo un tanto avergonzado.- Aún estoy buscando un trabajo de verdad.-

-Oye, Flavio, ¿Y por qué no trabaja contigo en la tienda de música?- Propuso Samantha.

-¿Te gusta la música?- Le preguntó Flavio a Hugo.

-¿A mi?¡Me encanta! Toco la guitarra desde los once.-

-Aunque que quisiera, no es decisión mía el que trabajes conmigo o no. Yo como mucho te puedo presentar al padre de Gerard.- Explicó Flavio.

Hugo le miró con ilusión en su mirada.- ¿Enserio?¿Harías eso por mí?-

-Eh... Sí, supongo. Somos amigos después de todo. ¿Estás libre ahora? La tienda está abierta.- Explicó el menor de los dos.

-¿Ahora? Bueno, vale. Vámonos.- Dijo Hugo emocionado. Cogió la mano de Flavio y casi lo arrastró hasta la puerta de salida.

-¡Hasta luego, chicas!- Casi ni le dio tiempo a despedirse.

"Pareja perfecta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora