El Coleccionista

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Aparecieron en un lugar lleno de gente que iba de un lugar a otro, nadie tenía una cara amigable, estaban en Knowhere. Loki ignoró el horrible olor que emanaba el sitio, debido a la actividad minera que se realizaba, para dirigirse rápidamente hasta el Coleccionista. Thor y Sif lo seguían de cerca.

-Deberíamos esperar a su representante -sugirió Lady Sif.

-No hay tiempo para protocolos -respondió el pelinegro sintiendo la piel de Rosy cada vez más fría.

-Tenemos que actuar como es debido -replicó la asgardiana.

No obstante, Loki no escuchaba ni le importaba nada que no fuera para ayudar a la midgardiana. Así que, ignorando las palabras de Sif, se dirigió hacia la entrada de la guarida del Coleccionista, caminando de prisa, se movió entre la variedad de criaturas y objetos más extraños que nunca había visto.

-¿Qué hace aquí? No puede entrar así -informó, histérica, una muchacha de piel rosa, con un vestido blanco y dos coletas altas.

-Trae a Taneleer Tivan, ¡rápido! -exigió el dios.

-Yo no recibo órdenes de nadie más que de mi amo -dijo claramente ofendida.

En ese momento aparecieron Thor y Lady Sif, que habían dudado en seguir a Loki ya que, de cierta manera, sería quebrantar las leyes del lugar. Sin embargo, su prioridad era vigilar a Loki y lo harían sin importar las consecuencias.

-Disculpe la irrupción -se excusó Thor-. Tenemos un asunto urgente que aten...

-Pues debieron esperar afuera, como todos los demás.

-Carina ¿qué sucede?

Un hombre llegó al lugar, acaparando la atención de los presentes; de cabello casi blanco, ropa muy extraña con algo que parecía un abrigo blanco, guantes del mismo color y con una línea negra muy peculiar que iba de su labio hasta su piocha. Al percatarse de la presencia de los dioses, hizo una enorme y exagerada reverencia.

-Oh, asgardianos. Es un honor. ¿Qué los trae hasta mí?

-Debe salvar a esta chica -mandó el príncipe de las mentiras.

-Lo siento, pero yo no soy sanador...

-En ella se encuentra el aether. Sé muy bien que usted, Taneleer Tivan, estaría encantado en tener una gema del infinito en su colección.

El hombre abrió mucho los ojos. Siempre había deseado poseer las gemas y este asgardiano le estaba ofreciendo en charola de plata una de ellas.

-¿Qué? -preguntó alarmado, Thor-. No. El aether lo regresaremos a Asgard, ahí estará más seguro.

-Creo que esta vez Loki tiene razón -concedió Sif-, no es sabio conservar dos gemas del infinito en un solo lugar. Pienso que padre de todo hubiera mandado a alguien para que el Coleccionista resguardara en su colección el aether.

-Es muy sabio. Y me agrada su propuesta. Recuéstenla ahí -les señaló una mesa de metal.

Loki obedeció, dejó a Rosy sobre la mesa y se retiró para dejarle lugar a Tivan. Este último se acercó y, levantando su mano derecha en dirección a la joven, comenzó a extraer la gema; salía de todo su cuerpo, pero principalmente de sus ojos y boca, una sustancia color rojo que parecían pequeños cristales y polvo. El aether quedaba suspendido en el aire como si la gravedad no existiera. Todos estaban quietos, observando la escena, esperando que funcionara. Loki era el que estaba más atento a la muchacha que a la gema, se sentía preocupado ya que había pasado demasiado tiempo desde que se desmayó.

-Carina tráeme el contenedor -ordenó Tivan al extraer lo último que quedaba del aether en la chica.

La asistente desapareció por unos segundos y volvió con un extraño objeto en sus manos. El Coleccionista dirigió la gema hasta el contenedor y lo cerró para evitar que saliera. Mientras tanto, los asgardianos se acercaron hasta la humana para ver la reacción que tendría.

-Les aseguro que la voy a mantener completamente a salvo aquí, en mi colección -afirmó Tivan.

-Asegúrate de ello -exigió con severidad Sif.

El Coleccionista se limitó a hacer una pequeña reverencia y salió del lugar a resguardar la nueva adquisición; su ayudante se fue tras de él dejando a los asgardianos solos con la midgardiana. Los tres la miraban fijamente, no había ningún cambio.

-¿Qué sucede?, ¿por qué no despierta? -cuestionaba Loki, inquieto.

Los tres estaban desconcertados. Se suponía que mejoraría en cuanto le extrajeran la gema, al igual que Jane Foster. Sin embargo, con ella no sucedía nada.

-Tal vez... -comenzó a hablar Sif como si quisiera que lo que pensaba no fuera cierto-. Tal vez el aether estuvo demasiado tiempo en su cuerpo y no...

-¡NO! -la interrumpió Loki sabiendo cómo terminaría esa frase-. ¡Tiene que despertar!

El dios la veía fijamente, como si eso fuese hacer que despertara. Con su mano, le retiró unos cabellos que tenía sobre su cara y comenzó a acariciarle el cabello. Esta escena dejó impactados a Thor y a Sif, nunca habían visto a Loki en ese estado y mucho menos tocando con tanto cariño a una mortal. Él siempre había expuesto su odio por todos los seres, sobre todo los que creía inferiores como los humanos, así que no podían creer lo que veían: Loki preocupándose tanto por una midgardiana.

Pasaron los minutos y ella seguía sin reaccionar. Loki no se separaba de ella ni un segundo, cada minuto que pasaba se sentía más y más agobiado, hasta que no soportó más y explotó.

-¡Todo esto es tu culpa! -bramó caminando hacia Thor-. Tú y tu estúpida noviecita son los responsables de que esto le pasara.

-No te atrevas a ofender a Jane -amenazó-. ¿Crees que yo quise que esto ocurriera?, ¿Qué Jane planeaba hacerle daño?

-Pues ella estaba con Rosy cuando absorbió el aether. Es lógico suponer que ella sabía todo desde el principio y nunca dijo nada -con cada palabra que decía se salía más de control, elevando más la voz-. El poco tiempo que estuve con ellas me di cuenta que esa tal Foster odiaba a Rosy. Pero claro, ¿cómo Thor podría darse cuenta si no es más inteligente que un trol?

-Suficiente -intervino lady Sif situándose en medio de los dos hermanos, quienes estaban listos para una batalla-. Thor, por favor no escuches de las palabras de Loki, siempre sale veneno de su boca y él siempre sale venciendo porque tú lo dejas.

Thor se tranquilizó con las palabras de su amiga, ella siempre había tenía el don de poder calmarlo. Por otro lado Loki, aún encolerizado, regresó con Rosy. Estaba más que furioso por no poder hacer más por ayudarla y toda esa furia la quería descargar sobre su supuesto hermano. No obstante, sabía perfectamente con quién estaba más enojado: con él mismo. A diferencia de Thor, Loki sí se había percatado de que algo no andaba bien con la joven pero no hizo gran esfuerzo por descubrir qué era.

-Si sólo te hubiera obligado a contarme -le decía tristemente a Rosy tomando su mano-. Si sólo me hubieras dicho lo que ocurría. ¿Por qué no lo hiciste? ¿Acaso no confiabas en mí?

Un conjunto de memorias hicieron que dejara de hablar: Rosy, aterrorizada frente el dios del engaño, tratando de decir que le ayudaría; siendo atravesada por una navaja; suplicándole que no matara a un hombre; mirándolo detrás de un árbol, con los ojos llenos de lágrimas; y, por último, cayendo al suelo debido a una fuerte bofetada que él mismo le había propinado. Estos recuerdos sólo hicieron sentir aún peor al príncipe de las mentiras. La había tratado peor que a un perro y ella, siendo tan gentil y dulce, seguía ayudándolo. Se odiaba tanto; incluso más de lo que odiaba a Odín, y eso, ya era mucho.

Sif había alcanzado a escuchar a Loki. Hasta ese momento la actitud del dios le había parecido un misterio pero, al oír esas palabras, estaba un poco más claro: algo había pasado entre ellos. No sabía exactamente cuándo, cómo ni qué; tampoco sabía si ella en realidad era humana. Se sentía contrariada ya que ella había sido la salvadora de la reina Frigga y se sentía eternamente agradecida, pero al saber que había algo entre ella y Loki la hacía desconfiar. Aunque eso no importaba en ese momento, lo único que quería era que la chica despertara, ya después se preocuparía por averiguar si era amiga o enemiga.


Conozco tu futuro (Loki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora