Hacia Knowhere

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-Lo que quieras decirme, dilo rápido -pidió Loki-. No quiero ser descortés, pero la vida de esta chica peligra.

-No te preocupes, no tardaré -aseguró Frigga-. Antes de todo quiero saber, ¿qué le sucedió?

-Al parecer, ella también absorbió el aether -contaba rápidamente-. Ahora que Malekith ha muerto tengo que buscar a alguien más para que la salve.

-Entiendo. Lo que no sé es la razón por la cual quieres ayudarla. ¿No decías que los mortales eran insignificantes?

Frigga sabía, o al menos creía saber el por qué la quería salvar, pero quería que él mismo se lo dijera. Por otra parte, Loki estaba cada vez más exasperado, ¿no podía hacerle esas preguntas después?

-Lo son. Su vida es nada comparada con la nuestra. Sin embargo...

Se detuvo, no porque no supiera qué decir, sino por que lo que iba a confesar era una locura. Rápidamente pensó en algo: ella lo ayudó antes, en Midgard. Pero al instante descartó esa idea; él, que durante tantos años había estado al cuidado de Odín, había sido enviado a las prisiones por toda la eternidad, no se quería imaginar qué le harían a ella. Aunque en realidad no importaba, ya que si no hacían algo, ella moriría.

-Ella nos salvó, a todos. Además de que es mi única oportunidad para escapar -inventó con una sonrisa convincente.

-Loki -decía tristemente-, ¿por qué prefieres que la gente crea que eres malo en lugar de demostrar tus sentimientos? Revelar quién eres.

-¿De qué hablas? -preguntó pasmado.

-No puedes ocultarme nada, recuerda que soy tu madre. Tú la amas, es por eso que quieres salvarla.

-Te equivocas madre -aseveró riendo-. Solamente me siento en deuda con ella, y no me gusta deberle nada a nadie.

-Cómo digas -se rindió, sabía que su hijo era demasiado terco-. Sólo espero que cuando lo aceptes no sea demasiado tarde.

El dios miró a Rosy con preocupación, ¿demasiado tarde? No, él no dejaría que muriera.

-Tengo que irme -sentenció decidido.

La tomó en sus brazos con delicadeza, el hecho de que estuviera inconsciente no significaba que debían tratarla como si no sintiera nada. La miró detenidamente, sus ojos estaban cerrados, nunca se había dado cuenta que tenía unas lindas pestañas largas. Sus labios eran delgados y en ese momento estaban resecos. A pesar de todos los pequeños defectos que le encontró, a él le pareció muy hermosa, algo que nunca reconocería ante nadie. También notó algo que no había visto antes; su brazo izquierdo estaba lleno de cicatrices, sobre todo en sus delgadas muñecas, unas más notorias que otras. No eran recientes, pero los cortes debieron haber sido profundos para que quedaran tales cicatrices. Se preguntó si cuando la conoció las tenía o si las heridas fueron hechas cuando él llegó a la Tierra; ¿cómo se las había hecho?, ¿quién la había herido? Si se llegaba a enterar de quién la había lastimado, lo mataría. Pero eso no importaba en ese momento.

La reina llamó a Thor, que estaba esperando junto con Odín, Jane y los guardias, fuera de la habitación. El dios del trueno no esperó ni un segundo en entrar; vio a Loki con la chica en brazos y se alarmó.

-¿Qué estás haciendo? -cuestionó molestó-. ¡Suéltala! ¡Déjala ahora mismo!

-Tranquilízate Thor -pidió la reina-. Yo misma le mandé a Loki que sujetara a la chica. Él te ayudará a llegar con Taneleer Tivan, el Coleccionista, quien, con suerte, nos ayudará a salvarla.

-¡Por supuesto que no! -protestó Odín-. Loki no irá a ninguna parte a menos que sean los calabozos.

-Odín, como tu reina, te suplico que los dejes ir.

-¡Y yo, como rey de Asgard y padre de todo, ignoro tu súplica por el bien de los nueve reinos y ordeno que lo encierren en este mismo instante!

Los soldados se acercaron firmemente a Loki para aprehenderlo. Mientras, este los miraba con rabia, preparado para luchar; no dejaría que lo tocaran y mucho menos teniendo a la chica en sus brazos, ya que a ellos no les importaría si esta cayera al momento que lo atraparan.

-¡Alto! -ordenó la reina-. No perdamos tiempo en esto. Ella necesita ayuda y sólo Loki puede hacerlo. Odín -se dirigió a su esposo con firmeza-, Loki me prometió que si la joven vivía, él mismo regresaría aquí y aceptaría la sentencia que hicieras.

Loki estaba desorientado ante la mentira de Frigga, él nunca había prometido nada parecido. Sin embargo, él iba a aprovechar cualquier cosa para salir de ahí, así que reafirmó lo dicho por la diosa. Odín estaba receloso, sabía que no podía confiar en su hijo adoptivo.

-De acuerdo -accedió después de meditarlo un poco-. Pero además de Thor, irá la mejor guerrera de los nueve mundos: Sif. Ella no vacilará si Loki trata de escapar.

-¿Eso significa que los perdonarás, padre? -quiso saber Thor, sorprendido-. ¿A lady Sif y los tres guerreros?

-Así es, en realidad ellos no cometieron ningún delito grave -manifestó Odín; Loki le lanzó una mirada asesina-. Ahora vayan, después veremos también tu castigo.

-Pero lady Sif no se encuentra aquí -observó Thor.

-Aquí estoy -anunció la guerrera, abriéndose paso de entre los soldados.

-Bien, larguémonos de aquí antes de que suceda otra cosa -anunció Loki, molesto e impaciente.

-Volveré pronto, Jane -aseguró Thor tomándole las manos.

-Ve con cuidado -dijo preocupada, mirando desconfiada a Loki-, y cuídala a ella.

Jane, a pesar de que no le agradaba Rosy, quería que la chica se salvara y ponerla al cuidado de ese monstruo no le hacía mucha gracia.

Thor, Sif y Loki caminaron hasta la salida, aunque en realidad Loki casi iba corriendo. Se dirigieron hacia las caballerizas para después, ir hasta donde estaría Heimdall quien los transportaría hasta el Coleccionista, hacia Knowhere.

Conozco tu futuro (Loki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora