Kissed by the sun ━ Jaime Lannister [2]

♛Epilogo♛

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Los truenos azotaban las fuertes estructuras del castillo, incluso él, fuerte y voraz temía que las estructuras no fueran tan fuertes como solía decir la gente, pero ahí estaba. Sujetando la mano de su esposa por honor; Daenerys estaba recostada en la cama con el sudor pegado a todo su cuerpo, los gritos que provenían de su boca tenían en sorpresa a su esposo. 

---Un poco más, su alteza --- pidió la partera. 

Y Dany pujó, más fuerte, como si el fuego de todos sus dragones salieran por ahí abajo. La mano de Jon quedó amoratada por el esfuerzo y cuando resonó un trueno, un bebé nació. La cabeza de Dany se asomó hacia adelante. 

---¿Él está bien? 

---S-sí --- dijo la partera algo consternada, miró al rey con preocupación y movió la mano para que una de las ayudantes le ayudara con lo demás --- es un niño, su majestad. 

Dany recostó la cabeza y sonrió, mientras limpiaban al niño, Jon se acercó a mirar a su hijo. La partera al percatarse de su precencia, se asustó y dio un paso atrás. El Rey tomó al niño en brazos y lo miró muy fijo, la luz de un rayo al caer del cielo iluminó por un segundo toda la habitación real y solo eso bastó para que Jon comprendiera la mirada de la partera. El niño que tenía en sus brazos ahí... no era su hijo. No tenía nada parecido a él, pues la luz de rayo fue más que suficiente para mostrarle los verdes ojos relucientes y el cabello rubio como el oro pegado a su pequeña cabeza. Sosteniendolo en brazos Jon elevó la mirada a la puerta y le pidió al guardia que hiciera entrar al guardia real, Seth Lannister. 

Al entrar, Seth, intentando ocultar su nerviosismo vio a Dany dormida mientras la limpiaban y luego a Jon, al ver que el bebe movía sus manos suspiró aliviado de que estuviera vivo; el Rey se acercó a Seth y le entregó al niño en sus brazos, puso una mano en su hombro y lo fijamente a los ojos. 

---Felicidades, eres padre de un niño 

Seth observó al pequeño, no cabía duda. 

El Rey Aegon sin embargo, además de no sentirse poseedor de aquel nombre, sonrió con pesar y abandonó la habitación caminando sin rumbo por los pasillos del castillo. Llegó al jardín, ahí desde donde podía ver el profundo oceano, la luna reflejada en el mar y el cálido viento de verano lo hacían sentirse extrañado, fuera de lugar... como desde el primer día que llegó ahí y se casó con quien no amaba. No esperaba enamorarse de Dany ni que ella se enamorase de él, ni le interesó que ella no fuese sincera con él. No había nada que los uniera excepto la sangre, tal vez por eso nunca les hizo falta expresarse, ambos lo sabían sin siquiera confesarlo.