Kissed by the sun ━ Jaime Lannister [2]

♕Capitulo 4|LEONOR♕

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ESTABA OBSERVANDO A JON ARRYN TUMBADO BOCA ARRIBA, estaba siendo velado y me preguntaba porque mi hermana no estaba ahí. No veía a Lysa desde que me casé con Jaime en Riverrun y nunca había vuelto a recibir noticias suyas; sin embargo, supe cuando le pregunté a Varys que ahora era la señora del valle y que tenía un niño llamado igual a su padre.

---Es hora de irnos --- susurró Jaime, apareciendo a mi lado.

Desvié mi mirada del cadáver de Jon Arryn y observé a mi esposo; desde nuestra llegada a Desembarco había permanecido muy neutral en cuanto a su gemela, se limitó a saludarla con abrazo y cuando ella quiso llevarlo a algún lado para hablar a solas, Jaime se negó diciendo que Alanna se había quedado dormida en sus brazos, lo cual no era una mentira.

---¿Y los niños?--- pregunté.

---Alanna está en salón pequeño con Myrcella y la septa, Seth está con Tommen y Sandor Clegane --- un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando Jaime nombró a ese hombre

---No creo que sea buena idea que Seth esté con ese hombre, me da miedo

---No le hará nada --- me aseguró

Dejé de mirarlo y comencé caminar en dirección al salón pequeño.

---Iré en mi propio caballo --- recalqué obstinada

---Lo sé --- dijo con calma --- ya lo preparé para ti.

Lo observé con curiosidad, él de todos, sabía que yo seguía siendo la misma y que después de haber tenido a Alanna volví a tomar una espada para entrenar y mis flechas para disparar.

---Gracias

---No podría obligarte a ir en un carruaje ni, aunque quisiera --- murmuró --- ni podría aplacar tu espíritu tampoco.

Sonreí, inevitablemente.

En cinco años no habíamos tenido contacto físico, traté de llevar la fiesta en paz a causa de mis hijos, pero aún seguía dolida por lo sucedido, sin embargo, no podía hacer ojos ciegos al notar como Jaime trataba de enmendar su error o "demostrarme la verdad" como solía decir cada vez que yo sacaba el tema a relucir.

Él me sonrió de vuelta, incapaz de evitarlo chocamos nuestros brazos en el caminar juntos y por algún momento, Jaime se detuvo, nuestros ojos se encontraron perpicases y deseosos; por un segundo pensé en olvidarme de todo por un rato y quitarle esa ropa para sentirlo con mis manos, la idea me tensó y me secó la garganta; sus manos se aferraron a mi cintura pero cuando lo hizo, el sonido de unos papeles nos interrumpió.

Jaime había puesto la mano sobre uno de mis bolsillos y en ellos había guardado los pergaminos de Invernalia que por error, Catelyn envió.