Kissed by the sun ━ Jaime Lannister [2]

♕CAPITULO 21 | JAIME♕

╰⊱♥⊱╮ღ꧁AGUAS DULCES- EL NORTE꧂ღ╭⊱♥≺    

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---¿Sabes que es lo que pienso cuando cierro los ojos mientras estoy sentado sobre mi propia mierda? --- le pregunté, aun sin importarme si me escuchaba o no --- pienso en ella, en la primera vez que mis pecadores ojos vieron su rostro --- reí con sorna --- aunque claro, aquella vez yo vi más que simplemente su rostro, pero no fue eso lo que me volvió loco. Fue su ímpetu, su fuerza, la forma que tenía de impedirle a la gente pasarla a llevar. 

---No quiero escuchar tus historias, Matarreyes --- habló Snow sentado al otro lado de la celda, no pude evitar reírme. 

Él, no quería escuchar mis historias, pero iba a verme cada noche desde que había llegado y aunque no sabía porqué, quería pensar que Snow podría ayudarme, era demasiado joven, pero era inteligente. 

---Si no quieres escucharlas, no vengas, nadie te ha pedido que vengas a hacerme compañía, no la necesito 

---No vengo por misericordia --- argumentó 

---¿Entonces vienes a burlarte? 

---Tal vez --- contestó enfocando sus ojos en mí.

Sus ojos marrones que, por muy raro que pareciera me hicieron pensar en Lyanna Stark. Tal vez el linaje lo procedía, tal vez él se parecía más a su tía de lo que lo hacían sus demás hermanos, tal vez... 

---Tal vez deberías irte, la gente comenzará a notar que me visitas demasiado, a tu hermano no le agradará eso --- observé a lo lejos, donde había un gran grupo de hombres de Robb Stark reunidos en una mesa a la luz de unas tenues antorchas, estaban ebrios y gritaban mi nombre, hace un par de horas que había comenzado a contar los minutos par que viniesen por mí --- a esos hombres no les debe agradar que estés aquí, yo maté al hijo de uno de ellos y ahora quieren mi cabeza. 

---Van a asesinarte --- afirmó Snow con la voz segura --- y lo lamento, lo lamento en serio, lo lamento por tu esposa, ella parece ser una buena mujer. 

Ladee la cabeza para verlo directamente otra vez. 

---Tú eres muy importante para ella --- le aseguré --- nunca entendí porqué, pero tu le importas mucho, es más que una simple "Buena mujer" Snow. 

---Lo sé --- contestó devolviendome la mirada hostil --- ella tenía una mirada especial la ultima vez que la vi, era como si... lamentara verme como el hijo bastardo de alguien.  Y quiero que sepas, Matarreyes, que es por ella que saldrás de aquí, no por mí, no por nadie, por ella. 

Alcé la cabeza asustado, cuando dos personas aparecieron por un costado, una de ellas era enorme y sostenía una antorcha en su mano derecha, la otra era más baja y su cabello rojo por un momento hizo que me saltara el corazón creyendo que se trataba de la mujer con la que soñaba a diario, pero al darme cuenta de que solo era su hermana más fea, lancé un suspiro de decepción. 

Jon Snow se levantó y asintió hacia su madrastra con recelo, me dio una ultima mirada y se marchó sin mirar hacia atrás, la mujer y Catelyn rodearon la celda y entraron pausadamente dentro de ella. Había tenido una tediosa charla con ella hace unos días, donde me culpaba por querer asesinar a su hijo, pero ahora su rostro parecía querer decirme otra cosa. 

---Ella es Lady Brienne, se asegurará de que llegues sano y salvo a Desembarco del Rey --- dijo Lady Stark en un tono lleno de desdén --- si hablas con la verdad, serás el hombre honorable del que mi hermana tanto habla y harás que mis hijas vuelvan con su madre. De otro modo, Lady Brienne está obligada a cortar tu maldita cabeza... Matarreyes. 

Mi boca se abrió en una gran O, pero no fui capaz de decir nada, desconfiado dejé que la fea y enorme mujer, me soltara los amarres y me empujara fuera de la celda con las manos atadas, Catelyn Stark se puso su capucha y me fulminó con la mirada antes de desaparecer por la oscuridad, la mujer enorme a mi lado, empujándome de un brazo gruñó por lo bajo ante mi torpeza al caminar, incluso creí sentir la arcada ante el hecho de oler mi misma mierda pegada a mí. 

---Lo siento --- le dije --- son las consecuencias de cagar sobre mí mismo. 

La mujer me miró desdeñosa y malhumorada. 

---¡Camina! --- exclamó en voz baja --- ¡Qué no hay tiempo! 

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