Capítulo catorce

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Capítulo catorce.

El tatuaje

Hace aproximadamente seis días que Gemma y Alex no se veían, sin embargo hablaban todos los días por mensajes de texto y llamadas cortas pero constantes. Gemma se estaba volviendo loca porque deseaba ver al moreno de ojos chocolates pero no quería parecer demasiado desesperada, así que se limitó a ir a la universidad y no pensar mucho en ello.

Después de correr a cambiarse sus zapatillas de ballet, Gemma se reunió con todos sus compañeros que estaban haciendo ejercicios de estiramientos y pre calentamiento. Gemma se sentó en el suelo acomodando sus zapatos y asegurándose que su leotardo estuviera en su lugar. Madame Cherise entró en la sala con su cabello castaño dolorosamente recogido y su cara de eterna molestia.

—Muy bien niños, todos acomódense —Dijo con un acento francés y todos obedecieron sentándose en el suelo mientras la menuda mujer hablaba —Cómo todos saben, el recital anual será pronto y cómo siempre será en el teatro Apolo y como ya saben haremos el lago de los cisnes—Las chicas alrededor de Gemma comenzaron a murmurar pero Madame Cherise las calló con una mirada —La obra de este  año transcurre entre el amor y la magia, enlazando en sus cuadros la eterna lucha del bien y del mal. La protagonizan el príncipe Sigfrido —Le hizo una seña a Chase Kingley quién se levantó y se paró junto a ella —enamorado de Odette, —Fue el turno de Gemma de pararse y ponerse del otro lado —joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rothbart y Odile el cisne negro e hija del brujo.

Janice Brought se levantó para asumir su posición de "Odile" lo cual era condenadamente irónico, ya que en realidad era la bruja mala que interpretaba. Janice fácilmente había convencido a toda la clase que Gemma era una perra vanidosa y aún cuándo Gemma trataba de ser amable con las demás chicas, normalmente la evitaban cómo una plaga.

—Muy bien, mon petit jeune ¡A sus posiciones! —Cherise aplaudió y les hizo gestos para que tomaran las posiciones iniciales, sin embargo les indicó a Gemma y Chase que esperaran un momento antes de unirse.

— ¿Eres Gemma Jacobs, no? —Ella asintió dubitativa, Chase era uno de los bailarines más atractivos de su clase y después de los rumores que Janice había inventado de ella, no esperaba que le hablara. Chase no era tan alto, tal vez 1,75 cómo mucho, era delgado y musculoso, como debía ser un bailarín, tenía el cabello rubio y una sonrisa de comercial, él era hermoso de todas las formas posibles —Soy Chase Kingley.

—Un placer —Él le dedicó una bonita sonrisa y se pasó la mano por el cabello varias veces.

—Entonces supongo que ahora seremos compañeros por un tiempo —Él rió nervioso y Gemma no pudo evitar preguntarse cuánto tiempo pasaría antes de que empezará a ignorarla.

—Entonces será mejor que no me dejes caer ¿no?

Gemma suspiró y sacó las llaves de su departamento deseando nada más que compresas calientes, un baño y su cama. Estaba realmente agotada con esos ensayos pero al menos amaba lo que hacía y el dolor era pasajero, a diferencia de la satisfacción que obtenía de hacer lo que le gustaba. Dejó su bolso en la sala y llevó las bolsas de comestible a la cocina para ordenarlo todo. Ella sólo comía vegetales y frutas para mantener su peso pero medio mataría justo ahora por una hamburguesa.

Su teléfono sonó en la mesa y sonrió al ver que era un mensaje de Alex.

'¿Tacos?'

Ella frunció el ceño por el extraño mensaje y antes de poder contestar se oyeron tres golpes en su puerta. Caminó por el pequeño departamento con el gato pisándole los talones y se quedó boquiabierta al ver quién estaba del otro lado. Alex le sonreía con una bolsa para llevar de comida mexicana y dos coca-cola en su otra mano. Ella casi se echó a reír pero en su lugar le abrió más la puerta para que entrara.

Corazón TatuadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora