Capítulo Ventidos.
No me perderásAlex estaba del mejor humor posible, acababa de ganar unos buenos billetes en un combate y se daría una ducha para ir a contarle a Gemma. Aunque de verdad quería invitarla a la pelea pero sabía que seguro estaba muy cansada por su presentación y apenas podía mantenerse de pie por las ampollas en sus pequeños y delicados pies, dejarla esa mañana fue casi doloroso para él y maldijo cada minuto en el que se vestía y la miraba, tan preciosa y perfecta.
Y era suya.
Después de darse una ducha se apresuró a ponerse una camiseta cualquiera y un par de pantalones mientras cruzaba la sala y maniobraba para ponerse los zapatos mientras daba pequeños saltos.
— ¡Alex! —se detuvo antes de abrir la puerta y giró para encontrarse a Samuel y Samantha mirándolo desde el pasillo.
— ¿Qué sucede? Ya me voy.
— ¿Nos harás de cenar? Tenemos hambre y mamá llamó para decir que llegará más tarde —Alex maldijo en voz baja y gimió frustrado, él sólo quería correr y abrazar a su novia que no había visto en todo el día. La falta de esos ojos azules lo estaba matando.
— ¡Bien!
40 minutos después tenía a sus hermanos devorando hamburguesas hechas en casa. Samuel se quejaba de que cantaba horrible mientras lavaba los platos pero a él sólo lo motivó a cantar más alto una vieja canción de Journey.
— ¿Por qué estás tan feliz? —preguntó Samuel y Samantha rodó los ojos como si fuera algo obvio.
— ¡Es obvio tonto! Está enamorado.
— ¿Cuándo te volviste tan inteligente? —Alex sonrió y besó a su hermanita en la cabeza. Se escuchó el timbre y Alex se secó las manos con un trapo —Voy a abrir la puerta, traten de no atragantarse en mi ausencia.
Silbando, caminó perezosamente a la puerta aún con el delantal afeminado en la cintura, probablemente fuera Jackson que se burlaría de él y eso no tendría mucha importancia.
Su felicidad murió cuando abrió la puerta.
Gemma estaba en la entrada abrazándose a sí misma mientras temblaba incontrolablemente, vestía sólo unos shorts de Jean y una camisa de una vieja banda. Pero lo que más lo conmocionó fue su cara hinchada y sus ojos rojos que soltaban lágrimas incontrolables.
—Alex —ella se lanzó sobre él con fuerza y él la abrazó como pudo mientras sus sollozos eran más audibles. Se sentía como si le hubiesen golpeado el estómago con fuerza, apenas podía respirar y le dolía, le dolía ver a su preciosa Gemma en ese estado. El luchador dentro de él gritó exigiendo sangre por la persona que se había atrevido a dañarla de ésta forma, pero su parte más racional tomó el mando y la alzó en sus brazos como un bebé para llevarla a su habitación sin decir una palabra.
—Shhhh, está bien —se acostó en su cama con ella en su regazo apretándola aún más cerca y acariciando su cabello fuera de su rostro. —Estoy aquí. Todo está bien.
Estuvieron así al menos veinte minutos más, hasta que Gemma logró calmarse en sus brazos. No quería presionarla a hablar pero necesitaba saber qué había pasado y luego salir a matar a alguien. No esperaba escuchar lo que salió de su boca.
— ¿Estás usando un delantal de flores? —él le sonrió y alzó sus cejas engreído.
—Sigo siendo sexy —Gemma soltó una risita ahogada y limpió sus lágrimas mientras trazaba los patrones de su delantal distraídamente.
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Corazón Tatuado
RomanceUna noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosas que ni pensábamos hacer ¿Pero tatuarse el nombre de una persona? Dicen que solo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Alex Nieves y...