Capítulo ocho.

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Capítulo ocho.
Visita inesperada.

— ¿Entonces, qué tal tu fin de semana? —Grace Smith, su compañera de clases se acercó mientras cruzaba la puerta de la entrada a la universidad. Grace era alta con el cabello negro hasta los hombros y ojos del mismo color, su piel siempre había sido bastante pálida por lo que le daba una imagen bastante interesante, cómo una foto en blanco y negro.

Gemma suspiró pensando en todo el desastre de su fin de semana ¿En serio todo eso pasó en tres días? Porque parecía que hubieran pasado meses, incluso años y ahora se sentía más vieja de alguna forma.

—Bueno, estuvo algo movido —Sip, esa era una buena palabra para describirlo. Desastroso sería más acertado.

—Oh, escuché que fue el cumpleaños de Diana y lamento habérmelo perdido —exclamó Grace mientras ambas se encaminaban hacía su primera clase del día.

—Si, no te perdiste de mucho —Porque ellas en realidad no habían estado ahí.

—Bueno, eso no es lo que andan diciendo —Grace se encogió de hombros y sacó su celular para ver lo que probablemente era el chisme del día.

— ¿Qué andan diciendo? —preguntó Gemma estirando su cuello para ver la pagina de chismes favorita de toda la universidad.

—Pues dicen que ella se desmayó —Dijo Grace distraída en su teléfono —Y que fue porque lleva una semana sin comer nada.

— ¡¿Qué?! —Gemma gritó indignada ¿Cómo se atrevían a decir algo así de su amiga? Ciertamente Diana tenía un historial pero hace años que había dejado eso atrás.

— ¿Entonces no es cierto? —Grace preguntó con una ceja alzada, ella incluso estaba escribiendo un nuevo mensaje.

—Por supuesto que no, sólo estaba cansada —bufó y Grace descansó su dedo en la tecla de enviar de su teléfono pero no envió el mensaje esperando sacar más jugo del chisme.

— ¿Exactamente de qué? —Demonios, a veces Gemma se preguntaba por qué ésta chica no estudiaba periodismo.

—Ya sabes, estuvimos bailando todo el día además de ir por unos tragos pero nada de borrachos vomitones ¿eh?

—Está bien —ella besó la mejilla de Gemma como despedida y salió corriendo hasta su siguiente clase mientras ella se preparaba mentalmente para dos horas de historia de la danza. Genial.

A la hora del almuerzo Gemma se dirigía a la cafetería con su grupo de estudio discutiendo sobre la última tarea que el señor Roberts, el profesor de arte les había asignado.

—Gemma —fue más cómo un suspiro que un llamado, sin embargo reconocía esa voz y no tenía idea de qué hizo que se detuviera y se girara en su dirección. Les indicó a sus compañeros que se adelantaran y se acercó al chico recostado sobre una de las columnas con clara incomodidad.

— ¿Javier, cierto? —se acercó a él que descanso sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans.

—Hola Gemma —murmuró Javier algo inseguro, la verdad era que no se sentía muy cómodo entre tantos niños consentidos usando solo unos vaqueros gastados y algo sucios, una camiseta con manchas de pintura y un suéter que juraría que tenía un agujero en la axila izquierda y ni hablar de sus zapatos que eran tan viejos y sucios que ya ni podía recordar de qué color eran. Entonces escaneo a Gemma que vestía un vestido corto negro de mangas largas con un enorme cinturón marrón abrazando sus caderas, su pelo oscuro le llegaba casi a la cintura y sus grandes ojos azules lo miraban expectante. Ciertamente podía ver lo que Alex veía en ella, era preciosa, suave, elegante.

Corazón TatuadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora