Capítulo dos
Primer encuentro.
- ¡Llegan tarde! - Alex y Javier se miraron nerviosos y luego se señalaron al mismo tiempo y comenzaron a gritar excusas tontas sin sentido. Julio Nieves era un hombre bastante impaciente y definitivamente no le gustaba oír estupideces de su sobrino ni su amigo - Me importa un comino lo que haya pasado ¡Pónganse a trabajar par de pendejos! - Julio pasó a un lado de ellos que aún se dedicaban miradas feroces y golpeó a cada uno en la cabeza antes de marcharse a su oficina.
El taller de Julio había existido prácticamente desde que el barrio se había formado a su alrededor, había pertenecido a la familia Nieves desde que sus bisabuelos habían desertado de Colombia por una mejor oportunidad, y eso llevó a la familia Nieves a New York. Julio suspiró cansado y se acomodó tras su viejo escritorio de madera y un montón de papeles que debía firmar, arreglar o pagar. La vida en Estados Unidos no era para nada fácil si eras inmigrante, a pesar de que su familia tenía varias generaciones echando raíces en ese país la vida era muy cara y no siempre le pagaban bien o justamente por sus servicios.
Definitivamente la vida en un país que no era el propio nunca era fácil.
- ¿Crees qué nos vaya a descontar el día? - preguntó Javier una vez que se cambiaron la ropa normal por grandes monos de mecánico sucios y llenos de grasa.
- No llegamos tan tarde - se quejó Alex mientras revisaba el interior de un Chevy bastante viejo, Javier saludo a un par de sus compañeros de trabajo y se apoyó en el auto junto a Alex.
- Sabes cómo es el tío Julio - Alex rodó los ojos y Javier sonrió como siempre - ¿Desde cuándo no vas al gimnasio?
- Desde hace un par de días - murmuró Alex distraído con el motor del Chevy - Tengo una pelea pronto.
- ¿De cuánto? -pregunto Javier acercándose, ahora parecía más serio.
- Parece que ésta vez serán más de dos mil - Javier silbó sorprendido y sacudió la cabeza con admiración-. Pero dicen que el tipo es bastante grande - la carcajada exagerada de Javier inundó el lugar haciéndolo un poco más cálido para todas las personas dentro del taller, ese era su talento especial aunque él a veces no supiera verlo, Alex sonrió un poco.
- Eso dijeron de McMiller y mira cómo lo dejaste, creo que aún no puede mover el brazo derecho del todo - la risa de Alex vibró por todo el lugar junto con la de Javier, a pesar de que sus días no eran los mejores, siempre había algo de felicidad en ellos.
A la hora del almuerzo todos se sentaron en unas viejas sillas fuera del taller con su comida, Alex y Javi como siempre fueron por unos perros calientes y luego volvieron para conversar con sus compañeros, un grupo de chicas paso frente al taller riendo y cuchicheando entre sí.
-Joder, Estefanía se ha puesto muy buena -comentó Javier y Alex rodó los ojos - ¿Qué?
-Amigo, se nota que te hace falta ir a la cama -dijo Alex, no de una forma despectiva, si no porque era la tercera vez que lo decía al ver a una chica pasar frente a ellos.
- ¡Vaya novedad! -dijo Javier soltando una carcajada, el grupo de chicas se acerco un poco más y Estefanía le sonrió a Alex alzando su mano.
-Hola Alex -Alex solamente le dio un leve asentimiento mientras que Javier alzo la mano -Eh... Hola ¿Javier, no?
Él asintió perdiendo la sonrisa, las chicas se fueron y ambos se giraron al escuchar las burlas de sus compañeros detrás de ellos.
-Vaya galán, ¿Javier, no? -se burló Antonio y Javier le sacó el dedo medio y luego miro a Alex que llevaba su usual cara de fastidio.
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Corazón Tatuado
RomanceUna noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosas que ni pensábamos hacer ¿Pero tatuarse el nombre de una persona? Dicen que solo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Alex Nieves y...