16. Primer indicio

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Dos días después de la conversación con Polac y tres días después de la última vez que volví a embriagarme, llegó el primer recordatorio de que el tiempo continuaba marchando.

Apenas despierto, con cien hipótesis rondando mi cabeza e innunerables preguntas por resolver, observé la pequeña caja que mi madre dejó sobre el escritorio hace un par de minutos. No tenía tarjeta ni pistas solo una envoltura tétrica que capturó mi atención. Pensé seriamente en revisarlo y tras varios intentos, terminé abandonando la comodidad de mis sábanas.

Me acerqué con frescura. Lo cogí entre mis dedos y rompí el papel negro, dejando entrever a través de mis dedos una placa de madera de unos diez centímetros de largo, ocho centímetros de ancho y dos de profundidad.

Era un cuadro diminuto, pero el mensaje grabado en esa placa resaltó sin ayuda.

Tres noches.

Dos objetivos.

Un evento.

Y cero ganas de perder.

Fruncí el ceño antes de girar el cuadro y revisar la superficie irregular que mis dedos habían notado. Leí.

S.J & L.E

Comprendí el mensaje implícito y deduje el remitente de inmediato. Esto no era ningún juego, era la declaración de una guerra.

Es todo, pensé.

Un ángel para un corazón roto [CCR #2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora