Ordené la habitación por quinta vez, aun cuando estaba limpia.
—¿Cuántas veces más lo harás? —suspiré al ver a Aaron sentado sobre la silla del escritorio. No supe qué responder cuando mis manos comenzaron a limpiar y reacomodar los libros sobre mi stand de manera esquemática.
Intentaba invertir mi tiempo en cosas que me mantuvieran ocupada sin importar que fuera absurdo. Era una especie de dinámica para mantenerme a flote mientras las escenas de hace cuatro días se repetían en mi cabeza. Era difícil olvidar toda la información almacenada aquel día. Simplemente era más complicado de lo que alguna vez pensé que sería el saber la verdad sobre la vida de Evanston. No solo eso, también estaban las preguntas sobre el incendio donde mamá murió y la relación que había entre eso y Cristopher Red.
Era demasiado. Era abrumador.
Resoplé cuando Aaron tomó mis manos, capturando estas entre ambos. No me soltó aunque tiré de él. —No puedes seguir con eso, Jules. No está bien.
Bajé la mirada antes de asentir y él me soltó.
—Juro que estoy bien.
Aaron no quería hacerme ver ridícula pero así me sentí cuando desvió la mirada incrédulo. —¿En serio?
—Bueno, no del todo bien.
Pensé que me reprendería por la actitud que había adoptado los últimos días. No obstante, sin previo aviso tiró de mis manos y me sostuvo entre sus brazos. Me rodeó en un cálido abrazo. Se aferró con fuerza mientras acariciaba los mechones despeinados de mi cabello. No supe cómo reaccionar, tampoco respondí su abrazo. Mis manos se quedaron a cada lado de mi cadera. Simplemente no moví más que mis dedos mientras me pellizcaba estos para aliviar la tensión de esta última semana.
Lo oí suspirar ante mi silencio. —¿Quieres llorar?
Negué segura de eso.
—En ese caso, ¿puedo hacerlo yo? —rio, pero se calló instantáneamente. Sentí su enojo cuando habló—. Carajo.
Sus brazos me soltaron permitiéndome marcar distancia entre ambos. Solo así pude verlo con el ceño fruncido antes de que se cruzara de brazos. Parecía enojado aunque, tratándose de Aaron era difícil determinar cuándo lo estaba. En los meses que llevábamos conociéndonos, nunca se había fastidiado conmigo.
Me removí sobre mi lugar, impaciente. Él salió de trance.
—Soy un idiota —se quejó antes de tirarse sobre la cama. Definitivamente su nivel de drama excedió el mío lo cual me hizo sonreír—. Debí suponer que algo así sucedería al apresurar su reconciliación, así que perdóname si mi acto de buena fe solo te ha traído problemas.
Asentí sin saber qué decir. Él no tenía la culpa.
—Dejemos el tema aquí, ¿está bien?
Aaron se acarició la barbilla antes de recostarse de lado para verme. Me analizó detenidamente antes de hablar. —Solo si prometes que dejarás de torturarte con lo mismo. ¿Es un trato?
ESTÁS LEYENDO
Un ángel para un corazón roto [CCR #2] ©
RomanceTras el final del periodo escolar en Belmont, Serena Jules inició un viaje junto a los viejos diarios de una escritora anónima. Se sumergió en estos creyendo que la historia narrada en cada página sería la respuesta que buscaba, pero los secretos e...