Veronica Vulturi

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– Como ya sabrán, ha habido bastantes ataques en Seattle y debemos mantener nuestra reputación– habló Cayo– deberán ir y encargarse de todos ellos cuando lo crean necesario y verán si la humana sigue siendo humana.

– Alec, Jane, Verónica, Felix, Demetri ustedes irán– dictaminó Aro.

Dicho esto, todos se marcharon realizando un ligero movimiento de cabeza a sus amos.

– Preparemos todo– Jane frunció levemente el ceño, pensando en miles de organizaciones en su mente.

– Nos encontremos a las doce en el callejón– habló Veronica.

Se marchó a su habitación, cambiando sus tacones por unas zapatillas, ya que no era muy agradable correr en tacones.

Luego de esperar hasta que fueron las doce menos cinco, Veronica fue hasta el callejón, encontrándose con Alec.

– Buenas noches– saludó suavemente.

– Buenas noches, Verónica– saludó Alec pasando su brazo por los pequeños hombros.

– ¿Como has estado?

– Muy bien.

– Me alegro.

– Lamentó interrumpir vuestro supuesto noviazgo, pero necesitamos marcharnos– comentó Felix riéndose, su placer más grande era molestarlos.

Alec alzó una ceja, mientras que Verónica blanqueo sus ojos, para la risa de Felix.

– Suficiente– interrumpió Jane con su aguda voz– debemos marcharnos ahora.