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Sentí la ira y la impotencia corriendo por mi ser

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Sentí la ira y la impotencia corriendo por mi ser.
¿Por qué no pude defenderme de una agresión así?
¿Por qué no pude utilizar mi don?
¿Por qué mi mejor amigo se fue, dejándome sola?
¿Que hubiera pasado si no me hubiera rescatado Cayo?

Agarré mi cabello tirándolo hacia adelante y solté un gemido de dolor, decepción, ira, tristeza, culpabilidad y muchos sentimientos mas que no había palabras para aquellos.

– Verónica...– susurro Cayo acercándose y posando su mano en mi hombro.

– ¿Por qué no pude defenderme sola?– solté un suspiro.

– Porque estabas desesperada y no tenías la suficiente fuerza para poder con él.

– Cayo...– traté de calmarme.

– ¿Si?.

– ¿Sabías que en mi vida humana sufrí acoso reiteradas veces? Sino fuera por ti quizás se hubiera repetido la misma historia– dije alzando mi cabeza y mirándolo– otra vez no pude defenderme por mi misma.

Cayo me dio una sonrisa completamente dulce.

– Verónica, eres una mujer fuerte e independiente. No te avergüences por cosas que te pasan y que no pudiste controlar– dijo consolándome.

Solté un gemido de dolor y para sorpresa mía, Cayo me abrazo por primera vez después de siglos. Le correspondí feliz, el era como el padre que yo siempre quise tener. El tocó mi cabeza suavemente consolándome discretamente.

– Gracias, Cayo– le agradecí sonriendo.

– No fue nada, Verónica.

Veronica VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora