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Corriendo por el bosque, se encontraron con una hoguera y los Cullen parados frente a ella

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Corriendo por el bosque, se encontraron con una hoguera y los Cullen parados frente a ella.

Formándose metódicamente, retiraron las capuchas de sus perfectos rostros.

– Increíble– hablo Jane seriamente– Nunca había visto a un clan escapar de un ataque como este.

– Tuvimos suerte– expresó Carlisle con evidente alivio en su rostro.

Verónica recorrió con la mirada a cada uno de los Cullen e incluso a la humana, dejando por último a un vampiro grandote y musculoso. Lo observó de arriba abajo. Cuando el le devolvió la mirada, supo que su destino era con ese maldito Cullen.

Demetri viendo como el Cullen miraba a su compañera, empezó a gruñir como advertencia.

Verónica se encontraba con el semblante inexpresivo, pero se podía ver el enojo ya que el vampiro no volvió a levantar la vista y la ignoró.

– Eso lo dudo– hablo Jane.

– Parece que nos perdimos una buena pelea– comentó Alec sonriendo.

– Si hubieran llegado hace media hora podrían haber participado– dijo Edward.

– Que pena– dijo Jane cínicamente– Les faltó una.

Verónica sonrió con malicia ante las palabras de Jane.

La niña miró con terror a Jane y a Verónica, ya que al parecer le asustó sus expresiones malignas.

– Le ofrecimos asilo, si se daba por vencida– contestó Carlisle.

– Tu no puedes ofrecer eso– reprendió secamente Verónica.

– ¿A que viniste?– preguntó Jane a la neófita, empezando a emplear su don para empezar a torturarla.

Verónica miró con asco y frialdad a la neófita, le repugnaba ver como gritaba tan horriblemente.

– ¿Quien te creó?– preguntó Jane sonriendo.

– No tienes porque hacer eso, te dirá todo lo que tienes que saber– dijo Esme desesperada.

Veronica soltó una risa sarcástica, odiaba que se metieran en donde no la llamaban.

– Eso ya lo sabemos– fulminó a Esme con la mirada.

– Eso no lo sé– respondió la Neófita– Riley no nos lo dijo y nos explicó que nuestros pensamientos no era seguros.

– Su nombre era Victoria– habló el lector de mentes– tal vez la conocías.

– Edward, si los Vulturis hubieran sabido que era Victoria la hubieran detenido– contradijo Carlisle– ¿No es así, Jane?

– Claro– respondió Jane molesta– Verónica.

Verónica sonrió y sus ojos demostraron la maldad que poseía.

– No sabía lo que estaba haciendo– rogó Esme– nosotros nos haremos responsables de ella.

– Los Vulturis no damos segundas oportunidades, querida– habló Verónica– eso ya deberías saberlo– le echó un vistazo a Isabella– A Cayo le encantará saber que sigues siendo humana.

– Ya se decidió el día– dijo la horrible humana.

– Encárgate Felix– le ordeno Verónica.

Felix se acercó a la neófita serio y le partió el cuello con rapidez e ignorando el grito de la neófita lanzó su cuerpo a la hoguera.

Verónica sonrió hacia la hoguera satisfecha con el trabajo de Felix.

– Bien– habló Jane– volvámoos a casa.

– Vayan adelantándose ustedes, ya los alcanzo– Veronica lanzó una clara indirecta.

Ellos partieron, sabían que no había poder para contradecirla.

– Les recomendaría que dejen de desafiar a los Vulturis– advirtió secamente.

– Nosotros no los desafiamos, ustedes son los que no hacen su trabajo– dijo Edward indignado.

– Hay querido– la Vulturi pronunció lentamente las palabras para que el estupido lo comprendiera– a nosotros no nos interesa tu opinión, ni la de tu familia. Espero que te quede claro.

– Realmente si te importa- dijo Edward provocando.– Por algo Emmett es tu alma gemela. ¿No?

– Sea mi alma gemela o no eso a ti no te incumbe.

– No es necesario que le hables así– saltó en defensa la apestosa humana.

– ¿Y tú crees Isabella que eso va a cambiar solo porque tú lo hayas dicho?– clavo sus ojos rojos en ella, causándole miedo– No eres más que una simple humana con un apestoso aroma.

Emmett la miro sorprendido y molesto, al parecer le molestaba su presencia le molestaba.

– Suficiente– dijo Emmett.

– Y una última cosa. La próxima vez oculten el olor de esos perros.

Veronica miró como Emmett estaba a punto de gruñirle pero se largó.

Estaba cansada, enojada y molesta.
Cansada de estar fuera de Volterra.
Enojada porque le quitaron toda la diversión y ese maldito vampiro que se cree gran cosa para ignorarla.
Molesta por la falta de respeto del lector de mentes y Esme.

Veronica VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora