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– Abre los ojos– habló Alec al mismo tiempo que quitaba sus manos de mis ojos, ya conociendo mi parte tramposa

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– Abre los ojos– habló Alec al mismo tiempo que quitaba sus manos de mis ojos, ya conociendo mi parte tramposa.

Escuché un corazón latir más rápido que un humano, así que abriendo mis ojos me encontré al cachorro león, sin evitarlo, sonreí emocionada.

– ¿Te gusta?– preguntó Alec alzándolo. Reí sonoramente cuando el león le gruñó.

– Me encanta– miré al precioso león. Alec lo extendió hacia mi, para que pudiera alzarlo– Eres hermoso– Alce al pequeño felino, que sorprendentemente se relajó, dejando que lo acaricie.

– Gracias– dijo Alec sabiendo que no era para él.

Reí sonoramente ante su cara ofendida.

– Ahora prefieres a un león antes que a mi ¿eh?

– Obvio.

Alec hizo una mueca.

– ¿Como puedo llamarlo, Alec?– toque la oreja izquierda del cachorro.

– No sé.

– ¿Te gusta Eros?– pregunté nombrando a mi dios favorito.

– Si, me gusta Eros.

Veronica VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora