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– Extiéndeme tu mano, querida– ordenó Aro mirando con curiosidad a una niña pelirroja

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– Extiéndeme tu mano, querida– ordenó Aro mirando con curiosidad a una niña pelirroja.

Mire a la chica, era bastante joven, de unos 12 años. Esta estaba temblando de miedo, ya que era humana. Escuché que tragaba saliva. Caminó lentamente hacia Aro, parecía un gato asustado.

Aro agarró la mano extendida de la pelirroja y cerrando los ojos se concentró. Mire a Demetri, que tenía los ojos negros a causa de su sed, supongo que la estaba pasando tan bien con la vampiresa que ni siquiera quiso ir a cazar. Luego, pase mi mirada hacia el padre de la humana, que era un vampiro. Según explicó la niña era su hija, la había tenido cuando él aún era un simple humano, y no queriendo separarse de su hija, le contó nuestro secreto.

– Vaya... Victoria no cumplió su palabra, les contó el secreto de su padre a sus amigas– Aro sonrió macabramente– que lástima... Felix.

Felix se dirigió al hombre, atrapándolo en sus brazos e inmovilizándolo.

– El castigo más cruel para un padre que ama a su hija, es ver cómo está es devorada por otra criatura frente a sus ojos– los ojos de Cayo brillaron, totalmente de acuerdo con las palabras de Aro– Demetri, aliméntate tu, que te vez con un hambre voraz.

– ¡No por favor! ¡Se los suplico! ¡A ella no! ¡A ella no, por favor!– rogó el padre desesperado.

Miré de reojo a Alec, que se acercó al padre desesperado, y utilizando su don, le arrebató todos sus sentidos. Para luego devolverlos.

– Será mejor que no pronuncies ni una sola palabra más, al fin y al cabo eso no cambiará nada– las palabras de Alec hicieron que el "visitante" se callara.

Demetri acortó la distancia que mantenía con su presa y clavó sus colmillos en el cuello ajeno. Drenó hasta la última gota de sangre de la niña.

Si los vampiros pudiésemos llorar, estaba segura que el padre sería un mar de lágrimas.

– Felix...– susurro Cayo esbozando una sonrisa sombría– encárgate.

Felix le partió el cuello, con tanta rapidez que el hombre ni siquiera pudo replicar. Alec se aproximó al cuerpo y le prendió fuego.

Mire a Cayo con la desaprobación pintada en mis ojos. El me devolvió la mirada, pero negó la cabeza. Al parecer hoy no iba a poder intervenir.








El próximo capítulo va haber momento de Alec y Verónica ;)

Veronica VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora