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Actualmente, Arman se encontraba riéndose, supongo le causaba gracia como Alec había entrado a mi habitación dejando su dignidad y orgullo tirados.

Francamente, jamás iría y pasaría a la habitación de alguien después de realizar semejante escena. Pero, cada quien con su personalidad.

– A ese bicho le debes de gustar mucho, ¿eh?– subió y bajo sus cejas para después golpearme en el hombro.– ¿Que harás con el?

– Siento demasiado ternura hacia el, pero sus actitudes no son muy agradables.

– Míralo desde su punto: fue convertido a muy temprana edad y su vida fue una mierda. A ti te convirtieron más grande y con más experiencia con el sexo opuesto. La única mujer con la que estuvo toda su vida sería su hermana, que técnicamente no cuenta porque es su gemela. ¿Se entiende mi punto?

– Si.

– Deberías darle unos empujoncitos, quizás sale un hombre Maduro o lo terminas de criar– Arman río de lo que imagino que debe ser mi expresión por lo de criar a Alec.

– Por más que sea medio inmaduro, no creo que necesite que yo lo críe.

– De las personas siempre se aprende algo, ya sea bueno o malo.

– Tienes razón.

– Cambiando de tema, la consulta vale un humano con mucha sangre, rawr– imitó a un gato en celo.

– ¿No crees que es demasiado barato?

– Con un besito tuyo ya estoy satisfecho.

Reí sonoramente, las cosas que aveces podía comentar Arman.

Veronica VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora