Después de 13 horas en el hospital volví a la casa.
-Papá, te está esperando en su oficina.-me dijo Riley cuando entré a la casa. Al parecer ya todos volvieron y a mi me van a matar. Caminé a la oficina de mi padre, entré y estaban mi padre, Eric y el gobernador.
-Buenas tardes.-anuncié y le dediqué una mirada asesina a mi querido hermano.
-Hija, que bueno que llegaste.-me dijo mi padre y pude notar un poco de molestia en su voz.-Estamos hablando con el gobernador del cargamento.
-Claro.-dije mientras me quitaba la bata blanca y me sentaba al frente de mi padre, giré la silla para mirar al gobernador quien estaba a lado mío.
-Le estaba diciendo a tu padre, que el director de la CBP me informó que le dieron el caso del cargamento a la unidad de inteligencia de Nashville, está a cargo el Sargento Martin.-habló el gobernador.
-Es donde está Lindsay.-le dije a mi padre.
-Si, ¿trabaja para ustedes?-nos preguntó el gobernador.-Podrían pagarles a los demás.-yo solté una risita.
-Tenemos pagado a los oficiales de Nashville, pero a los de inteligencia no, ni mucho menos Lindsay.-hablé.-Son difíciles esos cabrones, por cierto llegó uno nuevo.
-Ah si, el detective Halstead, ex militar.-nos dijo el gobernador.-Muy derecho con la ley por lo que escuché.
-Bueno, pero no tienen forma de saber quienes son los dueños de la droga.-por fin habló mi hermano.
-No, nadie sabe de quien es el símbolo.-habló el gobernador, ah sí nuestro símbolo celta, el triskelion en un círculo, la verdad es que no significa nada para nosotros, no nos representa. Ese símbolo me gusta mucho, es del mundo de los druidas y a mi me encanta todo eso, y al final convencí a mi padre para que ese fuera nuestro sello.
-Muy bien.-hablé.
-Gracias por todo.-le dijo mi padre al gobernador.
-Un gusto hacer negocios con los Falcone.-respondió el gobernador, mi padre y él estrecharon mano y el gobernador se fue.
-Y ahora ustedes.-habló mi padre con una voz firme mientras nos señalaba a mi hermano y a mí.-Me van a explicar ahorita mismo lo que pasó.
-Yo tenía a alguien en el paso fronterizo que los iba a pasar sin ningún problema, ese era mi trabajo, de lo demás se encargaba Eric.-hablé algo molesta.
-Y nos pasó, pero de repente cambiaron al oficial justo cuando venía el segundo camión, revisaron a fondo y encontraron la droga.-se defendió mi hermano.
-¿Cómo hicieron con la tonelada faltante?-preguntó mi padre aún molesto.
-Llamé a Karen, me dijo que tenía tonelada y media, así que le dije que tomara lo que faltaba de ahí.-le respondí.
-¿El dinero?-volvió a preguntar mi padre.
-Aquí están los 6 millones.-respondió mi hermano mientras dejaba dos maletines en el escritorio.
-Muy bien, espero que esto no se vuelva a repetir.-dijo mi padre tratando de tranquilizarse.-Tenemos que ayudar a nuestros hombres que están en prisión.
-Ya estoy en eso.-le dije con una leve sonrisa.-Para mañana mismo deben de estar afuera.
-Muy bien, pueden irse, buen trabajo, ambos.-nos dijo mientras sonreía un poco, Eric y yo salimos de la oficina y justo le estampé mi puño en el brazo.
-¡Auch! ¿Por qué fue eso?-me preguntó mientras se sobaba su brazo.
-Te salvaste que papá no me regañó de más.-le dije amenazante.
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La Mafia.
ActionDos familias... Un territorio... Una guerra... Una historia llena de acción, romance y muerte.