Familia, dulce y aventurera familia

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Mansión McDuck

—Que... que día lindo es hoy— Huey dirige su mirada hacia el ventanal que da vista al patio, por un momento. —¿No creen?— interroga a los presentes en el desayuno.

El ambiente en el comedor era... incómodo y tenso. Con la reciente ruptura de la pareja del lugar, las cosas cambiaron, para mal.

Louie y Webby no se dirigieron la palabra en días, parecían completos extraños que vivían en la misma casa, ni un Hola salía de sus picos.

Y eso no es todo. A causa de su pelea, hubo un gran conflicto entre su grupo familia/amigos.

Dewey se mantuvo del lado de su mejor amiga, no dudó ni un segundo en defenderla. Además otra razón para estar del lado de la joven, es que aún tenía una leve tensión con su hermano menor, por lo cual prefirió alejarse.

Huey, el pobre pato fue metido en el problema. Él odiaba tener que siempre estar metido en todos los problemas que surgan en el grupo. Era agotador y tedioso tener que lidear con todo. Evitar peleas y golpes, aliviar situaciones incómodas, sacar temas de conversación e intentar arreglar las cosas, son situaciones habituales que debía realizar con sus propias manos.

Este problema, si que era muy complejo de resolver para el mayor. Es decir, una ruptura de pareja es algo nuevo con lo que se enfrenta. Louie y Webby estuvieron juntos por un largo tiempo, y para su suerte, terminaron en malas condiciones. Y para el colmo, Dewey fue metido en ello, aunque él no sepa sobre eso.

Apesar de que todo este mal, Huey tuvo el apoyo de Violet, siempre contaba con ella. Ambos estuvieron reuniéndose diario, intentaban encontrar una solución para que todo vuelva a estar como antes, aunque no de manera exacta. Con tal de que todos se amiguen, se conforman.

Ya tenían un plan. Sólo era hora de ponerlo en práctica.

—Supongo...— responde vagamente Webby, mientras mueve su cuchara alrededor de sus waflles, sin comer nada aún.

Para la joven, los momentos del día en el que tiene que estar en el comedor, eran los peores, sólo porque significaba que tenía que estar en el mismo lugar que Louie, su ex novio.

En cambio Louie, sólo se sentía incómodo y decaído. Hacia lo imposible para no dirigir su mirada en Webby, aunque a veces no lo lograba, pero nunca pudo chocar la mirada con ella, quién ni siquiera lo miraba.

—Huey— llama Dewey. —Cómo yo no le hablo a Louie— resalta con su voz el nombre de su hermano menor, quién lo mira con el ceño fruncido. —¿Quieres decirle que me pase la miel?

—Pasale la miel a Dewey, Louie— Huey suspira al presentir una pelea futura.

—Huey, dile a Dewey que le pasaré la miel cuando deje de ser un idiota que se mete en donde no debe— Louie exclama fríamente en entredientes, clavandole una mirada sería a su hermano.

—¿Qué diablos insinúas, Louie?— Webby se mete en la conversación, muy molesta con el comentario de más que hizo el pato.

—Huey, dile a Louie que sólo quiero la miel para echarle a mis waflles y no ser un desconfiando como él— Dewey hace un gesto de mala forma, comenzado a atacar con sus palabras a Louie.

—¡Dile tú! Después de todo tú no eres el que está peleado con Louie— exclama Huey, ya harto de la situación.

—¡Louie, dile a Huey que está en lo incorrecto!— Dewey se cruza de brazos.

—Dewey, tú estás ignorando a Louie, no a Huey— explica Webby con paciencia a su mejor amigo, que estaba sentado a su lado.

—¡Se acabó! Yo tomaré la miel— Dewey se levanta y toma el tarro de miel, quejándose entre susurros.

La adolescencia [Ducktales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora