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Uis... ilegalisimo lo que se viene, escribiendo esto se me puso inefable, lamento no saber escribir bien estas situaciones, he hecho lo que he podido, os lo recompensaré con buenos momentos del superanoardiente... o tal vez otros personajes... 7u7 LETS GO.

Se nos fue de las manos todo cuando unos cuantos de hijos de vecinos se unieron a la fiesta, de repente habíamos treinta personas en el jardín, todo por las cadenas típicas del amigo del amigo de mi amigo.
En algún punto de la noche me fui a mi cocina alejada del ruido de la multitud ya que con la combinación de ruido alcohol me estaba empezando a doler la cabeza,  donde Volkov, Gustabo y Horacio jugaban a un juego extraño con alcohol y yo me apunté.

-Vamos a ver, esto es simple, pones la cabeza en la mesa y si te miras con alguien que también te está mirando debes poner la mano rápido en la mesa, el ganador decide quien se besa con quién o toma chupito.- los miré extrañada sin saber si realmente eso tenía sentido o no y riendome, más pedo imposible apoyé mi cabeza en la mesa.

-Una, dos y tres- Los cuatro levantamos la cabeza, mire a Horacio pero este miraba a Volkov y este a su vez a Gustabo que miraba a Horacio también.
-De nuevo- Volkov se remangó y apoyamos las cabeza de nuevo.
-Una,dos... ¡tres!- Miré a Gustabo, el miraba a Horacio correspondiendo y Gustabo logró poner la mano primero, reí y decidió que el beso lo tendría con Volkov, se besaron rápido así que yo tenía que beber.

-Otra vez- Horacio gritó. -Esta vez, siete minutos en el paraíso- señaló mi despensa, asentí tomándome un chupito de no se que cosa que tenía Volkov en su vaso.

-Una, dos, tres- Todos miramos a Horacio y este me miraba a mi.- ¡Ole Horacio!- Gustabo palmeó su espalda  y andamos hasta la despensa.

-¿Qué se supone que hace la gente en el paraiso?- me miró riéndose. Mientras se sentaba en el suelo.

-Beber, follar y... ¿beber?- reimos y me senté sin control sobre él, empezamos a  besarnos, todo era muy raro, la adrenalina en mi estaba a full, pensando en Conway un par de veces y evitando ese pensamiento inmediato me quité la camiseta, el hizo lo mismo con la suya. Justo  la puerta se abrió.
Gustabo me cogió de la muñeca y me levantó mirándome los pechos, cubiertos en el biquini, pasando su mano desde mi ombligo hasta mi barbilla, Volkov se puso detrás de mi y me agarró la cintura, cuestionandome otra vez y por quinta vez en la noche qué estaba pasando.
Les separé a ambos y caminé hasta mi cuarto con la esperanza de que me siguieran, así fué.

En un momento les tenía a los tres  rodeandome y  manoseandome cuanto podían, siempre había tenido esta fantasia, con un hombre menos, pero tampoco iba que quejarme, toda está situación me ponía a cien y no iba a desaprovecharla.
Es un momento Volkov me tomó para el sola y me besó con toda la calma del mundo, mosqueandome, yo ya quería acción. (Y vosotres también, cochinxs 7w7)

Se sentaron en la cama desvistiendose en el pequeño trayecto y bajé mi pantalón, quedando en traje de baño y bailé un poco como pude, riendo al sentirme absurda y me acerqué desanudando el cordón de la parte de arriba subiendo a gatas en la cama.
Gustabo me tomó haciéndome masajear su erección sobre la tela del bóxer, yo bajé las mordidas por todo su cuerpo y destapé aquello, sonreí y me lo metí en la boca, lenta y dolorosamente para él,  mi mano izquierda estaba ocupada con el miembro erecto de Volkov mientras que Horacio estaba entre mis piernas abiertas jugueteando sin tocar mi ya bien lubricada zona.

-¿C-Cómo hemos llegado a esta situación?- sonrei sin dejar de mover mis manos y viendo la cara de absoluto placer de Gustabo y Volkov, enseguida Horacio asomó.

-Te dije que ibas a olvidarte de Conway esta noche- sonreí y me subí sobre el miembro duro de Volkov que se había tumbado junto a Gustabo, bajé lentamente.

-Mierda Ana...- apretó mi cintura y mordí mis labios, después de unos minutos, Gustabo se posicionó detrás, luego de meter dos dedos en mi otro orificio y lubricarlo bien, entró, nunca creeria que una doble penetración sería tan placentera, lo imaginaba peor.

Horacio, a un lado, me acariciaba la barbilla y le miré jadeante, ahora mismo era como una perra en celo, el estado en el que estaba gracias al alcohol no ayudaba, le miré y cuando saqué la lengua puso su pene entre mis labios, cada cual daba más o menos intensidad siguiendo su propio ritmo y torturándome en reiteradas ocasiones, cambiaron de posición unas cuantas de veces.

-Joder...- Gustabo que esta vez estaba en mi boca aumentó las embestidas, terminando con un gemido muy varonil, más de lo que esperaba y llenandome la boca de aquel liquido caliente, Volkov que se tomaba toda la paciencia del mundo me miró frunciendo el ceño, cerrando los ojos a veces, le agarré del cuello, sorprendiéndole un poco ya que apretó el agarre en mi costado y moví mis caderas más duramente, Horacio no aguantaba más, enrollo mi pelo en su puño y tiró, aumentando fuertemente las embestidas y apretando más la mano que tenía en mi culo hasta que se corrió. Ahora solo quedaba el ruso, que con unas facciones muy marcadas y exóticas, me estaba poniendo como una moto al ver su cara de placer absoluto.

-¿No llegas comisario?- me movía sobre él, en un desesperado intento de llegar yo también, pero cuando menos me lo esperé estaba yo abajo, sintiendo las embestidas fuertes muy dentro de mi.
-Vamos comisario, correte- él me agarró del cuello como yo anteriormente sonriendo con burla y reí arqueando mi espalda, el efecto del alcohol habían pasado un poco en estos minutos intensos, no me quejé, poco podía hacer ya.
Ví las estrellas un instante pero se corrió antes de que yo llegase, estaba aflojando el ritmo cuando de nuevo me subí sobre él y antes de que se le fuese la erección y con rápidos movimientos, me corrí.

-Esto ha sido la experiencia más...-Gustabo paró sin encontrar palabra y Horacio rió.

-Rara, nunca imaginé follar a tu lado- Se miraron y me empecé  a reír.

-Vamos a desalojar abajo- Volkov se vistió rápido y bajó a echar a todos, no se que hora sería, encendí un cigarro y hablando con Gustabo ya que Horacio había caído, entró de nuevo el ruso.

-Este va a ser nuestro secreto, ni se os ocurra comentar nada de esto por ahi- se volvió a quitar la camiseta y se tiró  en la cama entre mis piernas, ya me había vestido.

-Mas que por nosotros por vosotros- Gustabo me quitó el cigarro y luego de dar una calada me lo devolvió.
-Es decir tu siendo comisario debes mantener el puesto y tu porque papu nos cortaría las piernas.- Bufé.

-Conway es un mierda- solté poniéndome las bragas.

-Aún sigo preguntándome que pasó en comisaria- Volkov se volvió a quitar la camiseta y se la quité a falta de la mía para ponermela.

-No se abre, entonces no se entenderle, me ha tratado como un juguete, o así lo he sentido yo...- Gustabo me cortó.

-Pero, ¿Te gusta?- asentí luego de pensarlo unos minutos- ¿Le gustas?- fruncí esta vez el ceño.

-¿Supongo? Lo único que hace es poner trabas a todo, diciendo "no puedo".- Volkov se encendió un cigarro.

-No lo ha tenido fácil- le miré, tumbado en mi estomago como hace unas horas en el jardín.

-¿Qué quieres decir?- él negó soltando el humo.

-No me incumbe ese tema- sonó algo seco y ¿dolido?- solo puedo decirte que desde muy joven ha estado pasando momentos que no le tocaba vivir, lo demás lo dejo en sus manos.

Nos quedamos en silencio, Gustabo en unos minutos se quedó dormido junto a Horacio mientras que Volkov y yo hablábamos de anécdotas raras que nos han pasado.

Canela《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora