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-¡Los problemas me los como!- Caminé con Horacio llorando de la risa para cambiarme.

-¡Pero no grites!- chilló Gustabo saliendo de armeria.

-¡Pero si eres tu el que grita!

-¡Callate y vamos a por un kebab!- Horacio se empezó a reir mientras seguia mi camino.

-Estan puto locos.- Volkov asintió.

-Por eso me gusta- me miré haciendo un puchero y seguidamente me pegó mientras me reía de él.

-¿Sabes que día es mañana?- me miró cómplice.

-¡Puente!- hicimos un bailecito e Ivanov, tal como abrió la puerta, la cerró traumado.

-Estaba ansioso, necesitaba ya un par de días de recuperación mental- dramatizó el ruso.

-Pero si te has llevado toda la semana conmigo- puse mis manos en la cadera.

-Pues eso- Le perseguí para pegarle.

-Yo salgo ya, jodete Vladimir- cogí mi bolso y protegiéndome con Torrente, salí de allí ilesa.

-¿Qué haces?- Conway llegó.

-Volkov me maltrata- Torrente asintió con la cabeza.

-Doy fé- añadió, Jack me dió un beso en la cabeza mientras Torrente se iba.

-No estoy muy bien hoy- Le miré.

-¿Te encuentras mal?- toqué su frente.

-No es eso, es que tengo un mal presentimiento, ve con mil ojos Ana, y si te esperas a que salga me quedo más tranquilo- frunci el ceño.

-Se como eres y voy a hacerte caso, te ayudo con los papeles si quieres- asintió y le di un beso en el brazo, no me daba la altura para más.
-Pero antes voy con Torrente a por un café ¿Quieres?

-Solo, con una de azúcar.- sonreí y luego de encontrar a Torrente salimos.

-¿Y esa cara miniconway?- salí de mi trance.

-Me ha dicho Jack que no tiene un buen presentimiento y ahora la mala energía me ronda a mi también.

-Intenta despejarte, seguro que nos lo pasamos bien hoy- asentí.

Tras recoger las bebidas en una cafetería cercana, volvimos y nos pusimos con los papeles.

La verdad es que me gusta la administración, aunque a veces se hace pesado, se me da muy bien organizar, y por eso siempre intento hacer papeleo cuando Jack lo hace, él lo deja todo hecho una basura y deja cosas de última hora.

-¿Puedes dejar de mirarme?- entrecerre los ojos.

-¿Porqué?- me miró parando de escribir.

-Me pones nervioso- me aguante la risa.

-¿Te puedo invitar a salir?- me puse modo seductora.

-Callate imbecil- me tiró un boli.

-Imbecil tu puta prima- se lo devolví.

-Esta muerta, subnormal- me tiró la increíble cifra de dos boli.

-Me importa tres cojones que esté muerta, ojalá yo- se levantó enfadado y me levantó de la silla.

-No digas eso, anormal- me besó antes de que pudiese responder.

-Superintendente- Volkov entró y luego de señalar el teléfono, se separó para caminar en dirección al ruso.





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