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-Es que no puedo creerte- Miré a Volkov despertar de la anestesia- ¿Como cojones te da apendicitis a los veintinueve tacos?

Balbuceando cosas sin sentido le di una palmada en el reverso de la mano y me fuí a la habitación de Conway, estaba de hospital hasta los cojones, justo Volkov se pone malo y resulta que es apendicitis, Conway está mucho mejor, no ha tenido más regresiones y el ambiente está última semana en comisaria había sido muy abrumador, no podía trabajar como policía aún, pero solía ir para poner orden, todo era un caos con los norteños.

-El ruso ya ha despertado- me rasque la frente cansada apoyando mi brazo libre en la cadera.

-¿Porqué no descansas?- negué.

-Hasta que no salgas de aquí no voy a...- me interrumpió.

-De eso quería hablarte ahora, pasado mañana me dan el alta- sonreí.

-¡Superintendente, traemos tarta de chocolate!- Horacio entró feliz con una caja y me encargué de quitarsela.
-¡Eh! Es para el abuelo.

-Lo necesito más que el abuelo, estoy de antojo- se miraron entre ellos.

-¿Estas segura de que los exámenes son correctos?- asenti.

-Me hice la de sangre cuatro veces y todas dieron negativo, no os preocupéis.

-Es para preocuparse- Gustabo término de entrar, estaba apoyado en el marco de la puerta.

-A lo mejor tiene un embarazo psicológico de esos- Horacio recibió una colleja de Conway mientras yo daba el primer bocado de la tarta.

-Dejadme en paz, solo quiero comer todo el día y punto, ya se pasará- asintieron y justo a la tercera mordida una llamada entrante me interrumpió.
-Es Goneti, vamos a patrullar con Ivanov.

Me despedí de todos y corriendo llegué a la puerta principal donde me esperaban en el patrulla.

-Quiero mi chapa- solté triste nada más cerrar la puerta.

-Ni siquiera estás en el cuerpo oficialmente- rei mentalmente recordando ese detalle.

-Pero no se  una medalla de honor, algo por lo que hago por mi patria querida- Goneti sonrió.

-Podemos darte...- Ivanov buscó algo por el coche- ¿Una magdalena?- la miré con una mueca de disgusto, estaba aplastada de su bolsillo y tampoco tenía un aspecto apetecible.

-No quiero, yo quiero mi chapa- cogí la radio del coche- Horacio ¿a que tu también quieres tu chapa?

-La llevo esperando medio año- respondió el de la cresta e Ivanov rió.

La risa de Ivanov era lo más, llevaba este tiempo patrullando con el y Goneti y juro que no me iba a cansar nunca de su risa.

-¿Conway?- pregunté por radio.

-¿Qué?- respondió desde la radio de Horacio.

-¡La chapa pa mi!- Gustabo grito al fondo.

-¡Queremos nuestra chapa!- exigí.

-Mariconetis, os faltan cojones- reí soltando la radio.

El día prometía

...

-Vamos a ver, que no te levantes así- regañé al abuelo, que por tercera vez se levantó casi de un salto del sofá.

-¿Cómo me levanto entonces?- recogí una camiseta que había ahí en medio.

-Como el abuelo que eres- corrí riendo huyendo de la asegurada paliza que me iba a caer.

-Esperate que pueda correr, te va a faltar ciudad, muñeca.- volví para seguir recogiendo.

Ya le habían dado el alta a Conway, habíamos vuelto a su casa, pero estaba echa un asco, así que antes de irme a la ducha me puse a recoger.
Luego de terminar la labor y ducharme me senté a sus pies en el sofá.

-¿Y si...

-No- le corté, iba a hacer otra proposición sexual y hoy no era el día, solo quería descansar.

-Pero...- le miré alzando una ceja- Vale, ya me callo.

-Mañana vamos a ver a Volkov- bufó.

-No quiero- le pegué en la pierna.

-No seas imbecil, ha estado pendiente a ti desde el minuto uno- rodó los ojos.

-Vale- me metí entre sus brazos y el besó mi cabeza haciendo que una sonrisa leve se formase en mi cara.
-Todavia tienes que hacer las oposiciones.

-Si, he estado estudiando con Torrente-  aclaró su garganta.

-Cuando pasen unas semanas podremos ir a entrenar juntos.- asentí y justo recordé la regresión.

-Jack...- me miró con el ceño fruncido mientras me incorporaba para mirarle.
-¿Quién era Julia?- palidecio por un momento.



-Yo... veras...- se incorporó lentamente hasta sentarse.
-Anastasia, no se si estoy listo para contarte esto.- sus ojos estaban aguados y acuné su cara entre mis manos.


-Jack, no pasa nada- agarró una de mis manos.


-Quiero hacerlo, pero no ahora, no hoy y quizás no mañana, solo necesito...- asentí sonriendo.

-Tomate el tiempo que necesites Jack, estaré aquí para entonces- me miró fijamente relamiendo sus labios y besé su frente.


-Tienes las pestañas muy largas- desvió el tema luego de unos segundos de silencio y se me encendió la bombilla.


-Jack no debiste decir eso- me levanté y busqué en el cuarto el neceser con maquillaje, no me solía maquillar mucho más del eyeliner, rímel y colorete así que era lo único que tenía junto a un pintalabios rojo intenso y un iluminador con matices rosas.

-Ni de coña vas a...- me plante en su regazo y levanté una ceja, haciéndole bufar.


-Mira hacia arriba- comencé y luego de terminar mi obra maestra le di un espejo donde se miró callado.
-estas guapísimo, nunca había maquillado tan bien a nadie.

-Si Horacio se entera...- le miré angustiada.

-Ya está Lorena para eso, yo no soy la maquilladora oficial.

-Reconozco que no está tan mal- sonreí tomando las toallitas desmaquillantes después de hacerle una foto.



Este hombre es de lo que no hay...











Un poco F el capítulo pero aquí lo tenéis, gracias por la paciencia esta semana, la verdad es que no he parado y creo que lo que queda de mes pinta igual aunque intentaré escribir más frecuentemente.

Una vez más, muchas gracias por el apoyo😔💜

Canela《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora