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Pasaron casi dos meses, hoy me daban el alta, aunque me había recuperado favorablemente físicamente, por mi salud mental me quedé ingresada un poco más de tiempo, me había estado viendo con Volkov y Greco, estábamos montando un plan, habían divisado hombres de Pablo a un bar de las afueras, serviría de cebo para un plan que habíamos montado.
Luego de conseguir las armas adecuadas y de organizar la malla, la semana que viene, nada debería salir mal.

Iríamos Greco y yo infiltrados y haríamos puro teatro para captar su atención, ahí entro en juego yo, iba a irme a casa de uno de ellos.

Me juego mucho, pero si el plan salía tal y como lo habíamos previsto, nada podría fallar.

-¿Puedo?- Greco me abrió los brazos y yo correspondí, aún me ponía tensa abrazar a la gente después de aquello, la psicóloga me ayudó mucho, dijo que si hubiera esperado, más a delante hubiera sido más difícil cambiar las cosas en mi cabeza.

-Gracias por recogerme, no tenía dinero para un taxi.- me sonrió metiendo mi mochila en la parte de atrás.

-No es nada, acabo de salir de servicio, ¿Cómo está- se refirió a Jack.

Aún seguía en coma, las cosas con la hemorragia se complicaron, la operación salió bien, pero la herida se infectó un poco y al ser en la cabeza debían tener más precaucion. Efectivamente el sentimiento de culpa persistía, es la única cosa a la que la psicóloga no me ha echo entrar en razón, pues no había otro motivo.

-Despues de la infección tenía vigilancia más intensa, pero por lo demás todo bien.

-Ojala se recupere pronto, no es lo mismo la comisaría sin él, hasta echo de menos sus gritos, Leonidas ya no tiene a quien decirle "ZUPEEE" por radio- reí por la imitación.

-Me he enterado que se ha teñido de azul, antes de ayer me lo dijo Volkov.- asintió riendo.

-Ahora parece más otaku que el Vladimir, en fin, Leonidas.- sonreí mirando por la ventana.
-¿Vamos a comer? Conozco un sitio donde hacen una pasta... exquisita.

-Si luego me compras un helado de fresa, tengo antojo, parezco una embarazada- sonrió asintiendo y paramos en el sitio.

Luego de comer y conseguir mi helado me llevó hasta mi piso, hacía un par de semanas que no veía al de la cresta, le extrañaba.

-Mañana te recojo para ir a comisaría, y no me vengas con que está aquí al lado- me cortó antes de que le debatiese y asentí, luego de agradecer, subí.
Por algún motivo me abrió Segismundo, con un moratón en la mandíbula y medio dormido.

-¿Hola?- él me dejó paso y vi en el salón  a Rogelio con más hematomas en la cara.
-¿Qué cojones ha pasado aquí?

-Queriamos hacer la WWE en casa y se nos ha ido de las manos- Gustabo salió de la cocina con una bolsa congelada en el ojo.

-Sois unos brutos, tomad- saque de la mochila una crema que me mandaron a mi para los hematomas.

-Gracias mamá- Segismundo se sentó en el sofá y sonreí.

-¿Qué haceis vosotros aquí a todo esto?- me apoyé en una pared mirándole a los tres.

-No vas a querer entrar a tu cuarto- abrí los ojos y corrí zafadome de los agarres de los primos por frenarme, no encontré mi habitación, encontré un corral, faltaban las cabras. Todo estaba echo una basura, que por cierto ya asomaba debajo de la cama.

-¡Quiero esto limpio en una hora mínimo y me cambiáis las sábanas!-  enseguida se pusieron a limpiar, me tomé la molestia de llevarles productos de limpieza.
-Gustabin, que crees que no me acuerdo de ti, ven.- se acercó con miedo y le di lejía y un trapo.
-Al baño.

-¡Si coronel!- saludó como un militar y también se puso a limpiar.

Caminé hasta el cuarto de Horacio, la puerta estaba cerrada y no se oía nada extraño así que entré sin problema, Volkov estaba durmiendo profundamente boca abajo, cosa que en parte agradecía porque estaba desnudo,  mientras que Horacio estaba cubierto con la sabana.

-No estoy, porfa no me hagas limpiar- reí y me acerqué.

-No te vas a librar, vas a limpiar la cocina, ¿te crees que no he visto la pila de sartenes?

-Es que intentamos cocinar pero no salió bien- reí y le di un corto abrazo, Horacio está chiquito, no puedo ser dura con el.

-Deja al ruso dormir, desde lo del súper no ha parado seguro- el asintió confirmando mi teoría y me levanté.

Cuando Gustabo terminó de limpiar el baño yo me fui a duchar, no exagero diciendo que salieron más de cuatro bolsas de basura. Ya limpia y vestida me senté con el rubio.

-¿Cómo está el abuelo después de la infección?- le miré, desviando mi vista de la televisión.

-Mucho mejor, esta noche vuelvo a dormir, vente si quieres- Asintió y me levanté para ir al cuarto de Horacio con Volkov.

-Buenas tardes bello durmiente- se desperezó quitando una legaña de su ojo izquierdo y me miró.

-¿A que hora has salido?- miré el reloj.

-A las tres, llamé a Greco, sabía que era tu día libre y no quería molestarte- me senté en la cama a su lado.

-Sabes que nunca me molestas Anastasia.- le sonreí agarrando su mano.

-¿Te quedas a dormir hoy?- asintió - Le voy a mandar un mensaje a Greco para que no me recoja entonces.

-Dejalo así, me vine andando, tengo el coche en comisaría.- asentí yo esta vez y me dejé caer en la cama.
-Vas esta noche ¿verdad?

-Sí, me acompaña Gustabo- bostecé abrazando la almohada.

-Descansa un poco- me dejó un beso en la cabeza y luego de profanar el armario de Horacio, salió de la habitación.
Realmente no dormí, simplemente me tumbé a descansar hasta que un grito me arrebató el momento de paz, Gustabo apareció por la puerta.

-¡Quema la casa, huye lejos!- se metió en la cama conmigo.

-Es sólo una arañita- Volkov habló desde el salón y seguidamente se oyó un zapatazo.

-Gustabo, me estás asfixiando- él, que se había apoyado sobre mi para asomarse por la puerta puso su brazo sobre mi cuello inconscientemente.


-Perdon- sonrió exagerado y volvió al salón.

-¡Estas pirado!- grité.

-¡Así me quieres!- Sonreí.













LEROLORELORE

OLEOLEOLE, un capitulazo pa vosotres, se aproxima la calma, pero aún quedan tormentas.

Os quiero muchisisisisisiisismo.
🥺💜









Canela《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora