capítulo treinta y siete.

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Shuhua nunca se había sentido tan incómoda como en aquel almuerzo.

Ella sabía que era de mala educación hablar entre las comidas, y pese a que a ella le encantaba tener una charla con la persona que estaba comiendo, no le molestaba respetar los modales de los demás. Había tenido cenas silenciosas con su familia, en Taiwán eran incluso más estrictos con esa costumbre. Pero nada se asemejaba a aquel almuerzo, no había punto de comparación.

Las veces que comió en silencio con su familia no se sintió tan distante de ellos, ni estuvo incómoda. Tal vez era producto de su imaginación, pero sentía que en el comedor había una tensión demasiado pesada. Para el colmo, podía sentir dos pares de ojos sobre ella. Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no levantar la vista.

-Si la siguen mirando van a gastarla. -Soltó Yejin como si pudiera leer sus pensamientos.

-Yejin, es de mala educación hablar en la mesa. -Dijo su madre en un tono de advertencia, pero la menor lo ignoró.

-También es de mala educación mirar así a Shuhua. Ya sabemos que es raro, pero...

-Nunca dijimos que fuera raro. -Interrumpió su padre.

Soojin dejó caer sus palillos en el plato antes de masajear sus sienes. Empezaba a frustrarse.

La relación con su familia nunca había sido fácil... tampoco era difícil. Soojin había aprendido rápidamente cómo tratar con sus padres, entendió a una temprana edad que sus progenitores no eran afectivos y que no podía hacer nada por ellos. Claro que era consciente de lo mucho que le afectó, la razón por la que era tan perfeccionista y trataba de tener todo bajo control se debía a la educación que le habían dado. Yejin no era tan diferente como podía aparentar, ninguna tenía problemas a la hora de contradecir a sus padres. Sí, eran estrictos y podían deberle amor paternal, pero no eran monstruos; la diferencia entre ella y su hermana era que Yejin tenía el clásico complejo de rebelde que se veía en los hermanos menores.

Yejin se sentía con el poder de responderles mal a sus progenitores, de burlarse de ellos y rebajarlos cuando tenían una conducta que a ella no le gustaba. Como por ejemplo, cuando su padre no estuvo de acuerdo en que se legalizara el aborto en su país. Yejin le dio sus mejores argumentos sobre por qué abortar no era algo malo como tampoco algo bueno y por que estaba bien su legalización, cuando su padre acabó por darle la razón, ella en lugar de alegrarse le dijo "¿Lo ves? Si no fueras tan retrógrado no necesitarías que una chica de diecisiete años te educara".

Eso era algo que Soojin jamás le diría, incluso si lo pensaba.

Soojin no le temía a sus padres, de nuevo, no eran monstruos. Pero les tenía respeto; eran sus padres, lo primero que aprendió fue que debía respetarlos, y luego quererlos.

-Si tienen algo para decir, háganlo ahora. -Soltó, despreocupada de cómo había salido su tono. -Shuhua y yo no tenemos todo el día.

Todo volvió a quedar en silencio de nuevo, pero esta vez, ni siquiera estaban comiendo. Era como si nadie se animara a mover sus palillos siquiera.

-Estoy esperando. -Dijo después de un momento. Apoyó su espalda en el respaldo de la silla y se cruzó de brazos.

Soojin rara vez se sentía a gusto con su familia. Nunca habían sido muy unidos, así que estar con ellos no era la gran cosa. Lo único que añoraba de su vieja casa eran los ratos que pasaba con Yejin, que tampoco era mucho. Sus padres se habían encargado de que fueran independientes y cada una hiciera su vida más allá de su hermandad. Y a eso sumado la diferencia de edad, Yejin y Soojin se volvieron más cercanas cuando Yejin entró en la preadolescencia y empezó a necesitar a su hermana mayor.

Gaydar.    ˚₊· ͟͟͞͞➳ Shujin, Soqi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora