treinta y nueve.

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Shuhua tenía quince años cuando salió del clóset.

Literalmente.

Fue un domingo de octubre, podía oír a su madre llamarla cada vez con menos paciencia. Oyó la puerta de su habitación abrirse y los balbuceos de su madre sobre lo floja y desordenada que era llegaron a sus oídos.

Decidida a ignorar cualquier comentario malicioso que estaba haciendo su progenitora (porque lo admitía, la mujer tenía razón pero ella no tenía intenciones de cambiar sobre sus malos hábitos) abrió de golpe las puertas del placar de la ropa, saliendo de su "escondite" mientras exclamaba algo nerviosa.

-¡Sorpresa!

-¡Por el amor de todos los Dioses, Yeh Shuhua! -Su madre se sobresaltó, estaba tan concentrada en recoger la ropa que su hija tenía esparcida por toda la habitación que la sorpresa la asustó más de lo que debía. -¡No es gracioso! -Agregó ni bien notó la sonrisa juguetona de la adolescente. -¿Qué crees que estás haciendo?

-Estoy saliendo del clóset. -Explicó emocionada, como si acabara de hacer algo brillante, mientras señalaba al mueble.

-Shuhua, cariño, ¿no podías venir a mi y simplemente decirme "mamá, soy gay?"

Su hija hizo una mueca, claramente disgustada.

-Aburrido. -Dijo simplemente, pero luego agregó: -A demás, no soy gay, soy bisexual.

-¿Eso significa que vas a darme nietos? -Preguntó con una emoción que, según Shuhua, parecía actuada.

-Dios quiera que no, pero si pasa, quería tener una buena historia para contarles... Aunque ahora que lo pienso, tú lo arruinaste. -Se atrevió a señalar a su madre de forma acusadora, por suerte Mei no creía que ese tipo de gestos fueran una falta de respeto. -Di algo emotivo, ya.

La mujer suspiró con cansancio, pero la sonrisa en su rostro la traicionaba. Sabía que su hija no era heterosexual, llevaba años sospechandolo, incluso lo había hablado con su ex esposo y ella jamás hablaba con su ex esposo. Pero el padre de Shuhua también lo intuía, ambos estaban preparados para que su hija dijese algo llegado al momento.

Aún así, no lo hacía menos importante. A Mei le hacía feliz ver que su hija se estaba conociendo a sí misma, que podía ponerle nombre a quien era y, lo más importante de todo, tenía la confianza necesaria para compartirlo con ella.

-Eres maravillosa, hija. Ahora, ordena este chiquero. -Dejó un pequeño beso en la frente de su hija antes de retirarse de su habitación llevando consigo la ropa sucia.

Varios meses después Shuhua saldría del clóset con su padre también... Esa era otra historia más tranquila y convencional, Shuhua solo había esperado un momento a solas con su progenitor para decírselo. Y él, en lugar de enloquecer o ponerse emotivo, solo dijo:

-Por favor, dime que aún no tienes novia.

Shuhua chilló, demasiado disconforme con su reacción. ¿Por qué sus padres no podían ser como los demás? ¿Por qué su madre tenía que ser tan liberal y su padre tan sobreprotector-celoso?

Años más tarde, Shuhua presumiría feliz a sus padres y ambas historias sobre su salida del clóset.

Yuqi, siendo su mejor amiga y la persona más allegada a ella, conocía ambas historias de memoria. Era una pena que no podía tomarla como referencia, pensó mientras observaba nerviosa alrededor de la sala.

Mientras su madre estaba en la cocina preparando té para ambas, su cabeza no era capaz de darle un respiro. Pronto, sintió que estaba respirando demasiado, que su pulso iba muy acelerado para alguien que estaba sentada sin hacer realmente nada. Suspiró, tratando de tranquilizarse, pero entonces un recuerdo apareció para torturarla.

Gaydar.    ˚₊· ͟͟͞͞➳ Shujin, Soqi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora