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Comenzó el segundo periodo de clases y mi mundo se terminó de desmoronar, nada a nivel académico estaba mal, ni siquiera la nota de idiomas, todo había sido un mal entendido, pero mi mente era muy difusa. Estaba demasiado confundido conmigo mismo para esos tiempos y la llegada de ella acabó con cualquier rastro de cordura en mí.

Sus ojos eran de un verde claro tan hermoso y sus labios formaban un hermoso y asimétrico corazón que me hacía delirar, su cabello era de un castaño muy oscuro y su piel era algo tostada. ella era demasiado hermosa ante mis ojos, sin importar como la vieran los demás ella para mí era perfecta.

Comenzamos siendo amigos, ella fue quien se acercó a mí, curiosa de que no hablara con nadie además de los profesores. Al principio tenía miedo de que todo fuera una trampa, una chica tan bonita no se acercaría a alguien como yo de la nada, pero con el tiempo todas mis dudas se disiparon en la vacía nada.

Ella era un año mayor que yo, pero estudiaba muy cerca de mi salón por lo que siempre nos veíamos en los pasillos y nos juntábamos a hablar de cualquier cosa. Nuestra amistad avanzó demasiado rápido conforme pasaban los días y meses, tal vez más de lo que me hubiera gustado.

¿Alguna vez has tenido novia, Han? – Ella no me llamaba LuHan, tampoco Lu, para ella yo solo era Han y eso estaba bien para mí. Un sonrojo cubrió mis mejillas y ella no lo notó al momento porque yo me encogí en mi lugar, no quería que ella me viera – ¡Oh, vamos! No seas tímido.

No, jamás he tenido una.

Ella sonrió, sus ojos llenos de malicia enfocándose en mí. Ella era una de mis mejores amigas, la única que tenía en realidad, por eso jamás me imaginé que me besaría de la nada. Sus labios estaban tibios y los míos helados por la sorpresa, pero se sentía demasiado bien, mi cuerpo se detuvo y comenzó a marchar de nuevo en ese momento, la sensación era algo demasiado bueno como para describirlo.

¿Quisieras tenerla? – Sus ojos estaban tan concentrados en mí que no podía evitar perderme en ellos, no sabía que responde, nunca supe, por eso solo me encogí de hombros.

Y así comenzó todo.



El susurro de un destino escrito | HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora