22

36 6 0
                                    

Juro con todo lo que tengo que asesinaré al imbécil que tengo por amigo en este momento. Ese era mi mayor pensamiento esa noche al correr detrás de SeHun.

–¡Cállate SeHun! – Quería con todas mis fuerzas torcerle el pescuezo por gritar, pero aún no lo alcanzaba.

–¡No hasta que digas que me perdonas! – Gritaba mientras corría, los perros de la zona ladrando por los gritos de este – ¡Todo fue culpa de mis padres por querer ir a Hongdae y tú no quieres perdonarme! ¡Gritaré todo lo que quiera!

Mis piernas dolían, estábamos muy lejos de la casa de mis tíos y SeHun seguía corriendo y gritando. No mentiré que me pareció muy gracioso, pero ya estábamos demasiado lejos y sería difícil volver si nos alejábamos más aún.

–¡Está bien! – dije algo exaltado por la carrera y me detuve, sentía que mis pulmones quemaban con cada palabra que decía y como el sudor frío se escurría por mi cara – ¡Te perdono SeHun!

–¡No te creo! –Gritó antes de detenerse varios metros delante de mí y voltear a verme – ¡No te creeré hasta que jures que me perdonas!

–¡¿En serio harás todo este escándalo porque te dije que me molestó que no fueras a recibirme?! – Le envié una mirada fulminante que él me devolvió con mayor intensidad, estaba resoplando como un niño malcriado – Maldito niño... – Dije por lo bajo – ¡Te juro que te perdono SeHun!

No se escucha sincero – Se acercó un poco a mí, pero se detuvo, sus brazos cruzados.

La cólera subió por mi cuerpo y ahora era yo quien gritaba como estúpido

–¡¿No quieres sentir un golpe en la cara para ver si se siente sincero?! – pude sentir cada silaba ser gritada desgarrando mi pobre garganta y de reojo como las luces de las casas se encendían – ¡¿Qué mierda pasaba por tu cabeza cuando comenzaste a correr como desquiciado?! ¡Dime SeHun!

Todo comenzó por una ligera broma mía diciéndole a SeHun que estaba enojado con él por haberse ido a Hongdae con su familia y no ir a recibirme, además de que cuando fue a mi casa llevaba puesto las prendas aun mojadas. Él corrió diciendo que iría a un pozo a llorar y yo corrí detrás de él siguiéndole el juego, pero ya no me parecía gracioso y quería golpear su hermosa e inexpresiva cara de tabla.

–¡¿Por qué no me respondes?! ¡¿Ah?! – Grité al borde de la histeria, teniendo como respuesta la risa escandalosa de SeHun, lo cual me enfureció aún más – ¡¿De qué te ríes?!

–De que el oficial de ahí te escuchó gritar – Dijo de lo más tranquilo, yo volteé tan rápido que sentí que mi cuello sonó, pero para mi sorpresa no había nadie, ni un alma – ¡Caíste!

Todo rastro de cordura en mí se esfumó en ese momento, me abalancé sobre SeHun y lo derrumbé. Mi mejilla izquierda se estampó contra el pavimento mientras ambos caímos al piso. De verdad quería matarlo en esos momentos.

–Te odio – Mis nudillos dolían, mis ojos ardían por la lagrima que salía involuntariamente de este por el golpe en mi mejilla todo mientras mantenía a SeHun contra el pavimento – De verdad te odio, SeHun

–Sabes que me amas – ¿Cómo lo hacía? Tenía esa sonrisa tan tierna en su rostro que hacia volar a mi pobre paciencia.

Solo suspiré, nuestras frentes juntas y mis manos sosteniendo firmemente su camisa. Miré a sus ojos, esos fríos ojos expresaban algo que yo solo no quería entender, en el momento lo pensé como arrogancia y desafío de su parte, algo tonto ¿No? Rendido me tiré a su lado, solo para levantarme al momento.

–Vámonos a casa – Extendí mi mano hacia él, sus ojos me recorrieron buscando cualquier tipo de trampa en mis acciones, pero al no verla tomó mi mano con gusto.

–Tienes la mejilla ras-

–Cállate y camina.

El susurro de un destino escrito | HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora