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Mi celular sonaba en mi bolsillo aún, no lo había revisado por el ruido de la fiesta. Estábamos a nada de irnos y seguía sonando, una vez fuera y por petición de JinKi, contesté sin siquiera ver quien era. Tenía mucho sueño, mi cuerpo no aguantaría más y el solo pensar que dormiría en un sofá junto a MinSeok y que no llegaríamos a casa de mis tíos por obvias razones, me llenaba de frustración y enojo.

–¿Diga? – Estaba enojado y en mi voz se notaba, por lo que sin mucha necesidad solo aclaré mi garganta en espera de que el fastidioso que me llamaba a esas horas respondiera.

–¿Han? – La voz de Eli sonaba al otro lado del teléfono.

Se me heló el cuerpo. Algo en mi mente hizo "click" en un segundo, la alarma era para hablar con mi madre y Eli, quien sabe si mis hermanas, ellas me llamarían y yo debía contestarle. Dios ¿Acaso estaba ebrio o qué? ¿Cuántas veces habían llamado y yo las había mandado al buzón de voz?

–¿Han, estas ahí? – Su voz me hizo reaccionar.

–Sí, aquí estoy – Corrí alejándome lo más posible del ruido de la fiesta, lo que me menos quería era que ellas supieran donde estaba.

–Que bien, tu mamá y yo pensamos que te habías vuelto a dormir.

–No, no me dormí, solo me tomó tiempo despertar – Odiaba mentirles, pero prefería no morir en la horca.

–Tienes que dormir más entonces ¿Te paso a tu mamá?

–Si por favor.

Quería meter la cabeza entre a tierra, hablé con mi mamá sin haber dormido en toda la noche para después hablar con Eli. De verdad que parecía un zombie. La llamada continuó hasta después de haber llegado a la casa donde nos quedaríamos, por lo cual yo me quedé afuera para no incomodar.

–¿Han? – La suave y tierna voz de Eli me recibió cuando mi mamá terminó de hablar conmigo, nos quedaban pocos minutos y el sol ya estaba reluciente en el cielo.

–Dime.

–Te amo – No respondí nada. No sabía que responder, mi mente se había quedado en blanco – ¿Sigues ahí Han?

–Yo también te amo, Eli – Las palabras rasparon en mi garganta, sabiendo más a mandato a algo que yo quisiera decir, pero no pude evitar decirlas, mi conciencia no me dejaba no hacerlo.

¿Qué rayos me estaba pasando?

El susurro de un destino escrito | HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora