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Todo pasaba demasiado rápido en esos años de mi vida, a veces era un caos y otras veces solo era calmado y dentro de la rutina. Era como si todo estuviera en control remoto por momentos mientras yo seguía las ordenes al igual que un títere. Estaba a nada de comenzar el tercer periodo y no recordaba siquiera la mitad del segundo periodo de clases, y mucho menos del primer periodo.

¡Lu baja, ya llegó Eli! – Escuché a mi mama gritar desde la planta baja, yo ni siquiera estaba vestido al completo así que me apresuré en coger mi ropa y ponérmela encima.

Todas las mañanas era lo mismo, yo despertaba, me duchaba, desayunaba cualquier cosa e iba con Eli al colegio. Para mi mamá ya era normal que ella viniera y para mí también, además de que ella no vivía muy lejos de mi casa por lo que le quedaba de camino al colegio.

Siempre hablábamos de muchas cosas cuando estábamos juntos, ella era muy espontánea y fluida para hablar por lo que no era difícil. A pesar de yo jamás respondí su pregunta ni ella volvió mencionarlo más, nosotros éramos algo parecido a una pareja. Estábamos juntos, pero a la vez no.

Entonces, Han ¿Qué te parece si después de clases vamos con mis amigos a la feria? – Ella hablaba tranquila sin saber que yo no había escuchado ni la mitad de sus palabras y que solo asentía sin prestar atención – Bien, te espero en la salida.

Se despidió de mi con un beso rápido para después perderse en los pasillos. Eli era hermosa y radiante, así lo veían mis ojitos de ciervo, no sabía por qué se había fijado en mi o por que soportaba mi inexperiencia en muchas cosas, pero entendía muy bien que no quería dañarla. Quería meterla en una cajita de cristal y protegerla, pero al parecer no podía.



El susurro de un destino escrito | HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora