33

35 4 0
                                    

Maldito plan de mierda, ojalá a los de los servicios de comunicación les salga un barro en el culo por cabrones... cobrones quería decir.

Me moría de rabia cada que tenía que recargarle saldo a mi celular. Sé que hablar con SeHun diario ameritaba meterle mucho dinero a la renta, pero no era para que se me acabara el saldo cada tres segundos. Si respiraba ya no tenía saldo y eso me enojaba mucho.

–Hyung, JongDae dice que cuando vengas le traigas un recuerdito por lo menos. Dice que lo mucho que te extraña se debe por lo menos pagar con algo.

Reí ante lo dicho, recordaba bien a JongDae y era un chico muy divertido. Mi risa creció más cuando escuchaba sus gritos raros al otro lado de la línea.

–Dile a JongDae que de recuerdito le llevo mi–

Escuché el tono muerto del otro lado y la maldita voz de la operado con el lindo "Su saldo es insuficiente para realizar esta llamada a distancia".

–¡ME LLEVA EL DIABLO! – Grité sin ningún filtro, lleno de enojo porque tan solo el día anterior había comprado una tarjeta y se la había metido al celular esperando que por lo menos me durara una semana el saldo.

–¡¡¡¡LU HAN!!!! – Mi grito quedó estúpido ante el que me dio mi mamá, seguramente enojada por mi vocabulario. Sentí como todo dentro de tembló cuando la escuché insultarme en chino mientras subía las escaleras.

Después de pedirle perdón a ella y a mis hermanas por mi manera de hablar "No apta para las damas de la casa" pude calmar el demonio disfrazado de mujer que era mi madre y relajarme. La verdad mi mamá no era cualquier amenaza. Ella era LA amenaza.

Entré a mi habitación solo para ver mi deuda de saldo y quise asesinar a quien se me pasara por el medio al ver que mi tarjeta de respaldo no era suficiente para saldar aquella cuota y que tendría que comprar otra si quería poder hablar con el niño malcriado que tenia de amigo ¿Ven cuanto lo quiero?

Por miedo a que mi mamá me partiera toda su vajilla china en la cabeza. Solo me quedaba maldecir y sacar todo mi odio a escondidas donde nadie me viera. Eso o morir ahorcado por mi madre por no cuidar mi vocabulario de camionero. Ese que curiosamente heredé de ella.

Maldito plan de mierda, ojalá le den por atrás a todos los encargados hasta que les salga sangre a los muy putos. –Eso era todo lo que rondaba en mis adentros. Esos buenos deseos para los cobrones esos.





El susurro de un destino escrito | HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora