XX

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— Para Obito, la muerte de Tsuki-sama fue morir en vida...- Itachi veía como los ojos de Hinata se habían cristalizado y por sus mejillas corrían lágrimas.

— Pero no lo entiendo... ¿Por qué ella murió? ¿Por qué Orochimaru...?

— Nosotros tenemos las mismas preguntas, cualquier persona pensaría que un dios no puede sangrar si no lo desea, como fue en el caso de aquella ocasión, cuando entregó la regeneración divina a Obito, pero esta vez...- Se detuvo un momento mientras cruzaba los brazos, su mirada bajó hasta el suelo mientras fruncía el ceño.

— ¿Esta vez qué?- Por más que quiso ocultarlos en su voz había cierta desesperación.

— Es como si ella se hubiese vuelto humana...- Respondió el Tengu de coleta.- Esto es una hipótesis que he generado a través de mucho tiempo meditando todo lo ocurrido, te pido, Hinata, que por favor no la comentes con nadie... Debes jurarlo.

— Lo juro, Itachi.- Respondió ella con firmeza.

— Bien...- Guardó silencio por un momento mientras meditaba aquella hipótesis, era la primera vez que la diría en voz alta y temía sonar como un desquiciado o un lunático, finalmente inhaló aire para darse valor y hablar.- La marca de la diosa la distingue como tal, como una deidad, no sabemos si las deidades siempre han existido desde antes de los primigenios o si es que acaso son producto de lo que ellos crearon... Desconocemos mucho de ellos, pero sí sabemos que existe una gran variedad de deidades que representas diferentes elementos de la vida... El mar, el fuego, el agua, incluso el propio sol, cada uno tiene una marca, aún sin esa marca su poder es incomparable... Días atrás, mientras me encontraba paseando por el Monte Kurama noté que la barrera de Tsuki-sama parecía debilitarse, por un momento desapareció y se regeneró inmediatamente, el intervalo de tiempo en el que la barrera se desvaneció fue tan corto que para cualquiera pudo parecer como si tan sólo hubiese titilado, pero temo que no fue eso.

— Su energía se estaba consumiendo con velocidad...

— Sí, como si no pudiera mantenerla, su poder estaba mermando, ese gran poder que solía tener vaciló por un breve momento... Lo he pensado, realmente lo he pensado con cuidado, pero por más vueltas que le he dado a su muerte y a aquella noche... Es como si a Tsuki-sama le hubieran arrebatado su poder.

— ¿Es posible hacer tal cosa?- La confusión en la voz de Hinata era más que obvia.

— No lo sé, como te dije, no sabemos mucho de las deidades, pero si es posible, si alguien lo hizo entonces debe ser alguien superior a Tsuki-sama y eso sólo nos lleva a una cosa... Es alguien terriblemente poderoso a quien deberíamos temer.

— ¿Por qué no lo has dicho a nadie más? Podrían buscar juntos una respuesta.

— No.- Interrumpió Itachi.- Realmente no puedo hacer semejante cosa sin alguna prueba, si tan sólo hubiera más indicios...- Itachi chasqueó la lengua frustrado.- Además, Obito ya se ha perdido una vez, sin realmente buscar al culpable de su muerte, Orochimaru, si yo hablo sería como lanzarlo en busca de un enemigo que no exista o en el peor de los casos, un enemigo que podría quitarlo de su camino sin mayor problema... No, no es una opción que el muera...

Hinata asintió, jugaba con sus sábanas sintiéndose realmente apenada por lo que habían tenido que atravesar todos ellos, sus vidas habían sido duras y realmente estaban padeciendo la ausencia de la deidad.

— ¿Por qué él no viene?- Itachi apretó los labios, no se atrevía a responder esa pregunta, prefirió desviar su mirada al lago.- ¿Itachi? ¿Qué ocurrió en la cueva de Orochimaru?

Se maldijo por estar a solas con ella, no quería darle las respuestas que le romperían el corazón a una mujer tan dulce como ella, pero tendría que hacerlo, tampoco se atrevía a mentirle.

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