Tengu

XXV

El silencio en la habitación, las miradas atentas, todo el mundo a la expectativa y un gruñido bajo. Hinata se sintió aturdida y sin quererlo se estremeció al sentir una mirada oscura clavada en su espalda. Obito se puso en pie inmediatamente y Madara hizo lo mismo, la sacerdotisa se giró al escuchar los pasos del líder de los Tengu que se acercaba hasta ella, también vio a Obito, parado en su lugar, como si el andar del líder Tengu lo retuviera en su sitio.

— ¿Sabe por qué hacemos esto?- Preguntó Madara.

Lejos de lo que su expresión facial demostraba, su mirada y voz eran suaves, incluso había un tono de amabilidad en ellos, parecía como si le explicara a un niño pequeño la importancia de las tareas diarias.

— ¡No te atrevas a obligarla!- Exclamó Obito dando un par de pasos los cuales se detuvieron ante la mirada severa de Tobirama, quién ahora también estaba en pie.

Madara suspiró, visiblemente agotado.

— Una deidad alimenta de su poder a sus familiares, se fortalecen y la fortalecen a ella permitiéndole hacer uso de sus habilidades únicas, además, los clanes aumentan sus reservas de energía espiritual para protegerla a usted, a nuestro hogar y a nuestras familias...- Explicó Madara.

— Hinata-sama.- El Kitsune se acercó a ella con cierta precaución.- No pretendemos presionarla o forzarla, pero debemos explicarle la importancia de esto, nadie en este monte podría resistir nuevamente la pérdida de su deidad, no sólo por las razones espirituales, incluso por razones emocionales, nuestro deber es protegerla ahora que existe la posibilidad de encontrarnos con un enemigo poderoso.

— Pero Sakura apenas se ha marchado.- Obito movió la cabeza un par de veces en negación.- Aún no sabemos nada.- Remarcó esta última frase, casi entre dientes gruñó y esperaba que aquello hiciera a Hinata no caer en la explicación dada por Minato y Madara, pero no previó lo que diría Tobirama a continuación, aquello definiría completamente la decisión de HInata.

— La sóla idea de la existencia de un enemigo capaz de maldecir a una deidad, de arrebatarle su eternidad y poder es suficiente para levantar todas las protecciones para Hinata-sama.- Respondió con voz severa Tobirama.- ¿Pretendes que dejemos morir en vano lo que tanto ha protegido Tsuki-sama?

Fue como un balde de agua fría, esa era la realidad, si existía la posibilidad de un enemigo de esas dimensiones entonces enfurecería al saber que Hinata estaba ahí, incluso que ahora el Monte Kurama tenía posibilidades de sobrevivir, así como sus habitantes. No. Hinata no estaba dispuesta a permitir que alguno de ellos muriera. ¿Lo dejarás morir? La voz de Tsuki murmuró en su cabeza, como lo hizo cuando tuvo aquellos fragmentos de recuerdos sobre su vida pasada. Claro que no lo dejaría morir, por supuesto que él no haría nada estúpido si algo le ocurriera a ella, pero podría hacerlo si le ocurría a su familia, a su hogar.

— Lo entiendo.- Levantó la mirada para pasarla de Madara a Minato.- Lo haré.

Madara pudo ver un atisbo de los pensamientos tan rápidos que pasaban por su cabeza. Sí. Estaba siendo egoísta, pero no estaba dispuesto a perder a su hijo nuevamente y, posiblemente, de manera definitiva, no era idiota, mucho menos ciego, notó perfectamente la mirada y las actitudes de Obito ante la cercanía de los gemelos hacia Hinata, le importaba e incluso apostaba por cierto sentimiento diferente a una amistad por la sacerdotisa, la mantendría viva, no sólo por amor a su clan o a su hogar, la mantendría viva y segura por amor a su hijo, y Hinata estaba dispuesta a vivir por el bien de Obito, ese único atisbo de sus pensamientos bastó para saberlo.

El Tengu tomó entre sus dedos el collar y lo colocó en el cuello de Naruto quien agachó la cabeza para facilitar aquella acción, incluso sus orejas se plegaron un poco a los lados, una vez que el collar descansó en Naruto y que Madara se hizo a un lado Hinata se acercó.