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El grito de Obito fue lo último que Hinata pudo escuchar antes de caer inconsciente debido al golpe, sus ojos se cerraron pesadamente y su cuerpo cayó al suelo.

—¡Obito! ¡Cuidado!- Kakashi arrojó una de sus llamas para alejar al ogro del cuerpo de Hinata.

Unas pisadas tras el ogro que intentaba atacar a Kakashi se escucharon y sobre la nuca del monstruo cayó una mujer que clavaba su katana entre las grotescas vertebras haciendo que el ogro comenzara a agitarse con ferocidad.

—¡Hermano!- Bramó intentando que su hermano le ayudara. 

Sin embargo Kakashi ya se había girado, sus ojos se abrieron ampliamente al ver a aquella mujer sujetándose con fiereza al mango de su espada para no caer al suelo, la removía una y otra vez para abrirse paso entre la carne del ogro y arrancar su cabeza.

—¿¡Sólo vas a ver!?- Exclamó exaltada la exterminadora para el Kitsune.

Las piernas de Kakashi se flexionaron en un movimiento casi automático y se arrojó para colocarse junto a ella, sus manos se posaron sobre las manos enguantadas de la mujer y le ayudó a clavar con fuerza su katana.

—Quita las manos o vas a quemarte.- Sentenció Kakashi.

—¿Y qué? ¿Me suelto para caer y que la porquería esta me aplaste? ¡No gracias!

Ambos hablaban con dificultad pues intentaban evadir las manos del ogro que luchaban por sujetarlos para simplemente aplastarlos.

—Puedes sujetarte de mí...- Respondió Kakashi con voz profunda.

La exterminadora no dudo ni un poco pues había notado que el mango de la Katana comenzaba a aumentar su temperatura, su agarre fue firme a la cintura del zorro enmascarado y sus ojos se maravillaron al notar que la espada comenzaba a verse llena de llamas azules. El alarido del ogro retumbó en los tímpanos de la exterminadora haciendo que cerrara los ojos debido a la molestia que le causaba.

—¡Hermano!- Gritó suplicando ayuda al mayor, ayuda que no llegó.

El cuerpo comenzó a calcinarse lentamente bajo el corte de la espada, los pies del zorro y la exterminadora comenzaron a hundirse un poco con las cenizas.

—Lo siento, pero debemos retirarnos.- Kakashi no permitió que la mujer respondiera por lo cual simplemente le sujetó de la cintura para cargarla entre los brazos y bajar de las cenizas del ogro hasta el suelo.

Obito se puso en pie y sostuvo su kusarigama, el mayor de los ogros había retrocedido ante el fuego del zorro que se había interpuesto para proteger a la sacerdotisa, pero sabía que eso no podría durar mucho, la hoz colgaba en una de sus manos y sin esperar más echó a correr en dirección del ogro girando su muñeca para hacer que la hoz girara con gran velocidad, arrojó la hoz contra el monstruo y esta se estrelló con fuerza entre la carne del ogro, sin embargo no fue suficiente pues sólo se había atorado entre sus grotescos músculos.

—Mierda... Eso ha dolido.- Espetó el ogro intentando agarrar la cadena para atraer a Obito hacía él.

Sin embargo, gracias a ese ojo rojizo que ahora había activado anticipó su movimiento y simplemente tiró la cadena hacía él haciendo que la hoz regresara rápidamente a su mano, de nuevo la hoz giraba, esta vez era diferente, pues en el giro de la hoz se podía ver un ligero destello rojizo, como si el rango de corte de la hoz hubiese aumentado 10 centímetros.

—Grave error, me hiciste enojar...- Gruñó Obito que tenía una mueca de ira en el rostro.- No es bueno hacerme enojar.- La hoz salió disparada nuevamente en contra del ogro. 

El fuego del cuervo logró tocar la piel del ogro que parecía terriblemente dura, sin embargo, el fuego era lo suficientemente fuerte para lograr que la piel mermara y se abriera incluso antes de tocar el filo de la hoz, permitiendo que el corte del arma se dirigiera directamente al corazón del ogro.

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