XV

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La oscuridad que los envolvía comenzó a desaparecer, Kioko cayó de rodillas al piso, sudaba profusamente y jadeaba con fuerza buscando que el aire entrara a sus pulmones de manera desesperada, no fue difícil adivinar para Itachi que aquella fracción de espacio tiempo le consumía demasiada energía espiritual y para ser su primera vez debía ser terriblemente extenuante, se acercó a ella con cuidado y pasó el delgado brazo de la exterminadora por sus hombros para ayudarla a ponerse en pie.

— Con cuidado.- Pidió Itachi recuperando la amabilidad habitual en su tono de voz.

Ante los ojos de Tazuna el cuerpo de su hijo apareció inerte, sangrante, deforme debido a la transformación sufrida, incluso el brazo de Mizuki tenía quemaduras que desprendían un aroma a putrefacción, la mano de Itachi escurría sangre espesa que parecía no poder secarse, pero para el patriarca era evidente que no pertenecía al espectro, era la sangre de su hijo, todo había ocurrido tan rápido que ni siquiera había tenido tiempo de protestar para juzgarlo bajo sus propias leyes, el silencio que se había instalado entre los aldeanos y los hijos del patriarca se vio roto por las rodillas del mayor impactando contra el piso de madera, la mancha de la sangre de Mizuki se expandía lentamente hasta tocar las ropas del patriarca y al sentir aquel líquido rojizo y anormalmente espeso jadeó roto de la tristeza.

— Padre.- Murmuró Kotetsu con rostro afligido, pero cuando quiso acercarse a él su hermano le retuvo con una mano sujetando de forma firme su hombro, giró su mirada sin entender porqué le detenía por lo cual se soltó del agarre de su hermano menor con brusquedad y se acercó hasta su padre que no paraba de sollozar.- Padre, lo siento tanto.

— He fallado como padre...- Gimió con profundo dolor.- Mira lo que he hecho con tu hermano...- Lamentó tocando su cabellera humedecida por la sangre.- ¡Ustedes debieron esperar para que le juzgáramos según nuestras leyes!- Exclamó mirando al espectro y a la exterminadora.- ¿Con qué derecho?

— No hablarás en serio, viejo.- La voz ronca de Obito llamó la atención de todos los presentes, salvo la de la sacerdotisa a la que encontró plenamente concentrada en su tarea, tras dedicarle una breve mirada suspiró aliviado al verla sana y salva.- Ese bastardo hizo esto.- Tras él entró Kakashi con una mujer en sus brazos.

Aquella mujer de largo cabello negro atado en una trenza y de pálida piel parecía estar durmiendo, pero no respiraba, su cuerpo escurría de un líquido que olía tan mal como el propio hijo menor de Tazuna, el patriarca se levantó y con paso torpe se acercó a la mujer de vientre abultado. 

— Mis sospechas eran correctas.- Pronunció con pesar.- Las almas de sus mujeres pronto estarán aquí, las hemos dejado atrás cuando sentimos energía similar a la de Guren, la Tsuchigumo, dentro de la barrera.

— Tsubaki...- Kotetsu se acercó casi empujando a su padre y entonces acarició el rostro de la mujer que amaba.- Ella está...

— Su cuerpo está vacío.- Pronunció sin tacto alguno Obito rascando con incomodidad su despeinada cabellera negra.- Es un cascarón, al igual que el hijo que esperaba... Su alma fue devorada, fundida con el poder de Guren... Al ser sellada por Kakashi, bueno, su alma también ha sido sellada.

El rostro de Kotetsu se descompuso en un gesto de dolor, al ver el cuerpo de la mujer que amaba tenía la esperanza de que estuviera viva, negó mientras despeinaba su cabello de manera desesperada, gimió de dolor profundo y su cuerpo se movía dando pasos continuos regresando al cuerpo una y otra vez.

— No...- Gimió entre el llanto, ningún poblador se atrevió a acercar para dar consuelo a su próximo patriarca pues tenían demasiado miedo del cadáver de Mizuki.

— Su cuerpo no decaerá como cualquier cadáver, podrían preservarlo en algún templo... Pero les recomiendo dejen de fastidiar a Kioko e Itachi y se encarguen de preparar lo necesario.- Los pasos de los pies de Obito comenzaron a sonar para acercarse a Hinata, pues de los ojos de la sacerdotisa comenzaron a caer algunas lágrimas y su rostro apacible había cambiado por una expresión sumamente amarga, frente a ella se arrodilló y con mucho cuidado pasó sus dedos pulgares por sus mejillas intentando calmarla.- Todo ha salido bien, sus almas estarán pronto aquí...- Murmuró y los labios de Hinata se apretaron.- Concéntrate en lo importante.

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