Salvar la vida de un cuervo cambio la vida totalmente de Hinata Hyuga, conocida como la sacerdotisa errante.
Encarnación de la pureza y de la bondad.
¿Podría ella sanar el corazón de un Yokai?
¿Cómo comenzar a describir el Monte Kurama? Ninguna de las tres humanas sabía por dónde comenzar, si bien, podían verlo desde el pueblo pues estaban a sus faldas, era completamente diferente a verlo desde aquel sendero que indicaba el camino para entrar al terreno de aquellos clanes. Era imponente, algunos árboles ya habían perdido sus hojas mientras que otros aún conservaban un puñado de color cobrizo, había neblina pues aún era temprano y los rayos del sol comenzaban a despuntar el cielo, era una vista preciosa e imponente.
— ¿Donde comienza su barrera?- Preguntó Sakura.
— Un poco más adentro.- Respondió con cierta sequedad Itachi que estaba hasta el frente guiando al grupo.
Sakura llevaba a su espalda una alabarda japonesa, aquellas conocidas como Naginata, el peligroso filo de la hoja curva estaba cubierto con un protector negro con la imagen de un dragón dorado y tanto en la hoja de metal sagrado de color jade, así como en el mango verde de aquella arma llevaba grabados diferentes símbolos de protección y purificación en color dorado, aunque sabía utilizar un arco, prefería el combate cuerpo a cuerpo, se sabía ágil y con la suficiente fuerza para atravesar cualquier coraza, los espectros habían notado perfectamente el arma sagrada que cargaba consigo, pero ninguno mencionó nada al respecto.
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Una puerta Torii de color azul con detalles negros se alzaba en medio del sendero, era extraño, pero no permitía ver hacia el interior, como si se tratara de un túnel oscuro, a lo alto se encontraba escrito en negro 鞍馬山 "Monte Kurama"
— ¿Por qué hay una puerta Torii aquí?- Preguntó Kioko.
— Digamos que es una especie de punto de control.- Respondió Kakashi.- En los cuatro puntos cardinales se instalaron puertas como estas y a su al rededor existe una barrera que envuelve al monte desde este punto hasta la parte más alta, esto ha sido con la intención de evitar intrusos en el lugar, sin embargo...- Su voz se detuvo al llegar a la entrada.
Un aroma a tabaco que los tres espectros reconocieron a la perfección comenzó a invadir la nariz de cada uno, incluso se escuchó como alguien exhalaba con total tranquilidad.
— Sin embargo, la barrera ha comenzado a tener huecos debido a la ausencia de Tsuki-sama, por lo que incluso se recurre a patrullas, de ese modo minimizamos la infiltración de espectros y personas no deseadas.- Complementó aquella voz.- Vaya, Kakashi, no sabía que contabas nuestros secretos.
Al finalizar el sonido de aquella voz una serie de antorchas se encendieron una tras otra iluminando lo que parecía una habitación sencilla, un escritorio de madera estaba ahí, entre sus dedos sostenía una pipa Kiseru, sus ojos castaños y perezosos observaban con indiferencia a los recién llegados, hasta que de un momento una sonrisa estiró sus labios y se puso en pie.
— Si sigues fumando ninguna chica querrá acercarse a ti, Asuma.- Arqueó la ceja Kakashi.
El recién nombrado rió con ganas, portaba una yukata azul marino y su máscara de Kitsune atada a la cintura, su piel era ligeramente morena, su cabello castaño estaba permanente despeinado mientras que sus orejas demostraban lo alegre que estaba de ver a Kakashi.
