— Kakashi, deberías volver a la casa del Tazuna.- Resopló un poco preocupado girándose en dirección de Kakashi.
— ¿Eh? ¿Por qué?- El Kitsune irguió sus orejas para poner atención a las palabras de Obito.
— Sólo mírate... Como que estás un poco...- Se pausó por un momento y luego habló.- Muy hecho mierda... El miasma debió afectar tu regeneración ¿No?- Obito le observó de arriba abajo con su único ojo visible.
— Gracias.- Rodó los ojos fastidiado.- He comenzado a regenerarme, para mañana estaré bien. ¿Y tú? ¿Qué me dices de ti?
— No he recibido tanto daño como tú.- Levantó los hombros indiferente.- Además, tú sabes que Tsuki me otorgó una habilidad de regeneración superior a la normal...
— Claro.- Respondió irónico.- Debido a ello puedes sanar al punto de volver a generar órganos y extremidades dañadas... como tu ojo...- Suspiró.- Se nota la preferencia que tenía por ti.
— Agh... Cállate, Bakakitsune, tú quisiste elegir libre entrada al otro mundo sin necesidad de viajar a los portales... Además, gracias a mi regeneración te quedaste con ese ojo, si no fuera así te lo habría pedido hace tiempo.
— ¿Eres tan malo como para haberlo pedido de regreso?- Kakashi llevó su mano a su pecho en un gesto dramático de indignación.- No pensé que fueras tan malo.
— Claro, me gusta pedir de vuelta lo que regalo... A veces olvido la facilidad que tienes para desviar el tema...- Obito rodó el ojo.- ¿Puedes continuar?
Kakashi no respondió, simplemente comenzó a caminar para adelantar el paso.
— Nee... Obito.- Habló al escuchar que el Tengu comenzaba a seguirle.
— ¿Qué quieres Bakakashi?
— ¿Por qué tu ojo no ha sanado? ¿No deberías tenerlo ya?- Apenas le miró por el rabillo del ojo y se detuvo en el parche negro que llevaba en su rostro.
— La energía espiritual que utilicé en aquella cueva fue demasiada.- Gruñó molesto.- No puedo volverme intangible y ni hablar de una metamorfosis en cuervo, mi energía está al mínimo, por eso mi regeneración es demasiado lenta...- Suspiró frustrado.
— Eso explica el fuego de antes... En optimas condiciones la habrías calcinado.
— ¿Y qué me dices de ti?.- Arqueó una ceja un poco fastidiado.- Tu fuego fatuo está dejando mucho que desear... ¿Tan mal están las cosas en el monte con los de tu especie?
— Demasiado mal.- Respondió afligido.- Es urgente hacer que Tsuki-sama regrese o todo el Monte Kurama perecerá...
— Tanto tiempo sin ella está haciendo estragos...- Obito se pausó por un segundo meditando en sus palabras hasta que al fin habló.- ¿Hace tanto tiempo de su muerte?
— Es demasiado tiempo, Obito... Tiempo en el que te perdiste en las guerras humanas...
Obito meditó en las palabras de Kakashi por un instante ¿Un año? ¿Diez años? ¿Cien años? ¿Cien años? Cien tras la muerte de Tsuki, cientos en los que se había perdido peleando en las guerras humanas sin rumbo y es que hacía tan sólo un par de meses que había regresado al Monte Kurama pues su mejor amigo le había encontrado a petición de Madara, llegó cansado, sucio, herido, el aroma a sangre seca estaba impregnado en cada parte de Obito, su mirada perdida en un profundo vacío durante un mes, hasta que escuchó a Kushina hablando con Minato y Madara, había encontrado el hagoromo de la Diosa en una cueva prohibida para todos debido a la cantidad de monstruos que ahí habitaba, había notado la presencia de la prenda sagrada de su Diosa pues las criaturas que habitaban dicho lugar no hacían más que estar inquietas y otras eran atraídas por el poder de la prenda, quizás buscando aumentar su poder se internaban en la cueva y fue entonces que salió disparado a aquel sitio sin avisar a nadie, dispuesto a recuperarlo, pues también había escuchado sobre la posibilidad de hacerla volver a la vida, sentía que todo en su ser se iluminaba de esperanza, aún cuando sabía que los Tengu y los Kitsune en su ausencia estuvieron buscando la marca sin mucho éxito, esta esperanza no duró al ver como poco a poco mientras más se internaba en el camino para ingresar a la cueva se veía rodeado por más y más espectros repulsivos, consumió toda su energía hasta el agotamiento y al escapar, en su último intento había caído convertido en un cuervo sólo para encontrarse con las delicadas manos de Hinata, con la dulzura de su mirada y la bondad de su corazón, suspiró abatido y miró al cielo, la luna alumbraba su camino, pasó su mano por su negra cabellera intentando calmar su mente pues comenzaba a impacientarse debido a toda la situación.
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Tengu
أدب الهواةSalvar la vida de un cuervo cambio la vida totalmente de Hinata Hyuga, conocida como la sacerdotisa errante. Encarnación de la pureza y de la bondad. ¿Podría ella sanar el corazón de un Yokai?