Unholyverse | TRADUCCIÓN

Capítulo 7

—Solo tienes que aguantar —decía Gerard. —Bob regresará pronto, solo espera un poco más, Frank.

—Soy tan idiota— dijo Frank cubriéndose los ojos.  Presionó hasta que vio destellos rojos dentro de sus párpados. —Qué jodido idiota. No puedo creer que me haya hecho esto a mí mismo...

—No te hiciste nada Frank, nadie tiene la culpa, bueno, solo la tiene este imbécil de Luke. —  Ray se sentó enfrente, con las manos sobre las rodillas de Frank.

—Todavía creo que deberíamos llamar a la policía — dijo Brian.

Frank retiró la mano y puso los ojos en blanco. —Y ¿Qué les decimos, Brian? oh oficial, este tipo le hizo un tatuaje maldito a nuestro amigo, ¿puedes arrestarlo por invocar al Espíritu Santo?

Brian suspiró. —Tiene que haber algo que podamos hacer.

—Estoy de vuelta — Gritó Bob.  Entró en la habitación y dejó caer su bolso junto a Frank. —Está bien, ¿qué quieres que haga, solo cubrirlo con negro sólido, o qué?

—No sé — Frank consideró su mano.  Era extraño, ahora sabía que era un ángel malvado, obviamente, pero ella todavía se veía hermosa para él.  Sintió la misma atracción instantánea que sintió en la tienda de Luke, la primera vez que la vio. —¿No hay alguna forma de que podamos modificarlo? No me gusta la idea de un círculo negro gigante en mi mano...

Bob estaba sacando sus implementos de la bolsa. — Tal vez pueda agregar detalles alrededor de los bordes, más tarde... ¿quizás trabajarlo en tu manga?

Frank suspiro. —Esto va a perder todo el equilibrio...

—¡Jesús, Frank, prioridades! — Brian espetó. —¿Qué tan importante será eso si estás sangrando por los ojos?

—No hay nada en la Biblia sobre Jesús haciendo eso — intervino Gerard, luego se apresuró a agregar — Pero estoy de acuerdo, en teoría —agregó cuando Brian lo fulminó con la mirada.

—Frank – dijo Mikey en voz baja. —Ella te está lastimando...

Frank la miró de nuevo. —Sí — admitió. —Lo sé.

—Está bien — dijo Bob, sacando sus agujas. —Círculo negro será...

—Oh — dijo Gerard débilmente.  Cuando Frank se volvió para mirarle a la cara, se había vuelto claramente verde. —Oh, eso es una aguja... está bien.

—¿Vas a estar bien? — Frank le preguntó, luego se sobresaltó cuando Gerard se alejó. —¿A dónde vas?

—No puedo — dijo Gerard con rigidez, retorciéndose las manos.  —No puedo, lo siento, Frank, es solo que no puedo lidiar con agujas, no puedo, no puedo...

—¡La situación es mucho peor que una jodida aguja, Gerard! —Mikey dijo incrédulo. —¡Dios, no seas tan cobarde!

—Está bien — trató de decir Frank, pero salió como un gemido y se dobló hacia adelante, apoyando la frente sobre las rodillas.  El dolor acechaba hoscamente en los bordes de la conciencia de Frank, dando a conocer su presencia con la ocasional puñalada brutal al sistema nervioso.  Frank cerró los ojos e intentó no vomitar. —Mierda.

—Por el amor de Dios, Gerard — dijo Mikey, deslizándose detrás de Frank y abrazándolo.  Fue agradable, reconfortante, pero no alivió el dolor.

Frank se recostó en él de todos modos, volviendo la cara hacia el hombro de Mikey. —Bob, hombre, cuando estés listo...

—Voy tan rápido como puedo — confirmó Bob, poniéndose guantes y agarrando el alcohol para limpiar la mano de Frank. —No te metas las bragas en un montón.