Capítulo 37 (final)

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Laurel.

El temor es un sentimiento que suele apoderarse de nosotros en muchas situaciones sin nosotras poder controlarlo. Puede venir con algo simple como tener que exponer frente a una clase completa o a algo tan fuerte como regresar sola a casa de noche con temor a las cosas que te pueden suceder en el transcurso.

Lo sé porque lo he vivido, he experimentado cada uno de esos temores y ninguno ha sido tan fuerte como este momento, en el que veo a un hombre apuntando con su arma al amor de mi vida. El pánico y la desesperación se apoderan de mi, quiero correr, pedir ayuda y salir de esta situación lo más rápido posible, sin embargo, sé que no tenemos escapatoria cuándo el ruido detrás de nosotros llama mi atención y entonces miro hacia atrás encontrándome con la escena que menos me esperaba ver.

Hay cinco hombres entrando desde el pasillo que da directo a la piscina y un pequeño grito se construye en mi garganta cuando observó las enormes armas de fuego que descansan en sus manos, pero me obligo a callarme y mirar al frente.

Carter se mantiene sereno, el único indicio de que algo está mal son sus hombros tensos y la manera en la que su mandíbula se contrajo con enojo, la mitad de su cuerpo me está protegiendo, bloqueandome de la visión del hombre frente a nosotros, mientras sostiene mi mano con fuerza, asegurándose de mantenerme a salvo aunque es casi imposible en esta situación debido a que estamos rodeados.

—Si están buscando una manera de salir de este lugar con vida, créanme que eso no va a suceder—el hombre que desconozco chasquea la lengua y nos dedicó una sonrisa que me hace estremecer por dentro.

Da unos pasos hacía adelante, sin bajar la pistola en ningún momento.

Carter me obliga a retroceder, me tropiezo con mis propios pies mientras damos pasos atrás pero su agarre me mantiene de pie.

Siento que en cualquier momento podría desmayarme y cuando siento algo frío metálico presionando contra mi espalda todo mi cuerpo se vuelve tembloroso mientras un sollozo se escapa de mi.

Los recuerdos me invaden de inmediato y recuerdo esa noche, Xander amenazandome, ver a Carter caer debido a la bala y luego enterarme que mi mejor amigo murió por culpa de estos delincuentes.

—Eso es lo que me gusta causar en la gente, temor —suelta una carcajada e inclina su cabeza en dirección al sofá que está a nuestro lado.

—¿Qué demonios quieres?—pregunta Carter con completa calma lo cual me hace asustarme más, no quiero que haga algo que lo ponga en peligro, porque no sé qué haría si ambos no salimos bien de esto.

—Creo que tú sabes perfectamente qué es lo que quiero—gruñe apuntando con la pistola el sofá.—Siéntense.

Estoy siguiendo su orden, sin embargo Carter sigue de pie por lo que tengo que jalar de nuestras manos entrelazadas para que haga lo que él hombre nos pide. No sé de dónde saco las fuerzas para no lanzarme a llorar frente a estos hombres, pero me mantengo fuerte por Carter, por nuestras familias y amigos.

Sé que la única manera de salir de esta situación es siendo meticulosos y no actuar por impulso ya que aquello podría terminar muy mal.

Mi teléfono que había olvidado en la cocina empieza a sonar, robando la atención de todos. Imploró que la persona que esté llamando sospeche algo.

—Ustedes, encarguense de eso—le ordena a dos hombres y estos desaparecen en la cocina, escuchamos un estruendo hasta que el sonido incesante termina.—Muy bien, ¿en qué estábamos?, cierto les decía el motivo por el cual estoy aquí.

Parece realmente fuera de sí mismo mientras nos observa con una sonrisa diabólica.

—Carter West, asesinaste a mi socio, mi hermano de sangre—hace una pausa, apuntándome ahora a mi con su arma.—Jamás te dejaría ir sin cobrar mi venganza y lo haré arrebatándote a lo que más amas.

Química Innegable© (LDD#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora