2.

1.8K 131 72
                                    

Christopher Evans se caracterizaba por ser un hombre de negocios, recto, frío y calculador, desde joven formó su imperio y prestigio en el negocio de la Arquitectura.

Nació en Manchester Inglaterra dentro del seno de una familia tradicional y grande.

Era el mayor de cuatro hermanos quienes eran las personas más importantes para él y sus padres no eran la excepción.

A pesar de crecer en una familia buena, Chris no tenía la intención de formar una familia ni mucho menos casarse, por lo que solo era acompañado por mujeres que encontraba en algún bar, en asuntos laborales o alguna conocida.

Su departamento en Manchester era testigo de un encuentro diferente, sus instintos sexuales parecían no saciarse pues era común para el realizar trios e intercambio de parejas, era el rey de la perversión.

~

—Deberías de dejar de enredarte con cualquier mujer que te enseña las bragas— Scott Evans entró molesto a la oficina de su hermano de dónde recién salía una de sus asistentes acomodando su ropa.

— ¡Hola Chris! ¿Cómo estás? Ah yo muy bien hermano— exclamó sarcásticamente el rubio mientras se acomodaba la hebilla de su pantalón- un momento de desestres no le hace daño a nadie.

Scott desaprobó aquellas palabras de su hermano mientras se sentaba en una silla frente al escritorio.

— Iré al grano Chris, Gordon Fratz nos ha invitado a trabajar con el en Nueva York en la construcción de un edificio nuevo para la bolsa de valores— Scott le pasó una carpeta que contenía el boceto del edificio y sus descripciones detalladas — es una buena oportunidad para incursionar en el mercado americano.

— ¿Si sabes que Downey tiene todo controlado allá? — Chris preguntó mientras hojeaba el portafolio que su hermano le había proporcionado.

— Pues al parecer no le agrada el trabajo de Downey, por lo cual nos está pidiendo a nosotros — Scott Evans se cruzó de brazos — Vamos Chris, tenemos más de siete años sin pisar América, es una buena oportunidad.

Chris suspiró pesadamente mientras su mente se concentraba en el boceto del edificio, algo no le cuadraba no sabía si era el tipo de edificio, modelo o locación, pensándolo bien tendría mucho trabajo en arreglar aquella mierda.

— Okey, iremos a América — Scott dió un golpe de aprobación al escritorio- ahora sí me disculpas tengo un compromiso, encárgate de los vuelos y la estadía.

Scott asintió mientras Chris se colocaba su gabardina y tomaba las llaves de su auto, necesitaba un par de tragos y si era posible a una chica en su cama, pues aquello que su hermano había interrumpido no podía quedarse así.

~

El barrio nocturno de Manchester, tenía la pinta perfecta para buscar lo que requería, bares y antros repletos de turistas y locales, fastidiado del tumulto que había entre las calles entro a su bar favorito, el bartender al verlo sentado en la barra le sirvió un trago de su Whisky favorito, sintió el líquido arder en su garganta provocandole un la sensación de éxtasis; decidió sacar su celular a revisar diversos correos.

Trabajo, whisky y mujeres eran parte de su día a día.

— No te había visto de nuevo por acá — la voz sensual de una mujer invadió uno de sus oídos sacándolo de sus pensamientos.

Chris volteó intrigado en ver a la dueña de aquella voz, sonrió cortésmente al ver a Felicia Tamet frente a el.

— ¿Vienes sola o tu esposo está esperándote en tu mesa? — el hombre alzo una ceja mientras tomaba en sus manos su vaso con whisky.

RED LINE ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora