Tras la asombrosa victoria en la ciudad de Tiama, Calandria, Jhent, Rheus y Humtok fueron propuestos por el General Freisthel para recibir la medalla al valor. Los cuatro soldados regresaron a Banderbill junto al resto del ejército, quienes los acompañaron y felicitaron durante todo el viaje. Todos continuaron festejando y recordando la increíble hazaña de estos cuatro cadetes, menos Rosbeirul, que seguía resentido.
Al llegar, los ciudadanos del Imperio estaban esperando a las fuerzas de la Sagrada Orden para darles la bienvenida a casa. Muchas familias y amigos de los soldados se reunieron de vuelta con sus esposos, esposas, hijos e hijas, pero otros no. Por más corta que haya sido la batalla de Tiama, hubo pérdidas entre las filas imperiales. Eso llevó a que el clima en el que fueron recibidos los batallones fuera una mezcla entre alegría y tristeza.
Unos días después de arribar al continente de Oderon, se realizó la ceremonia para entregar la medalla al valor a los cuatro soldados. Esta condecoración sería brindada en el Palacio Real por la Emperatriz Cliara Lakhar, los miembros de su Corte Imperial, los comandantes de la Sagrada Orden y solo algunos familiares cercanos de los homenajeados.
Estaba todo listo para comenzar la ceremonia. Rheus, Jhent y Humtok estaban muy bien vestidos y aseados, pero faltaba alguien allí: Calandria. Aguardaron varios minutos para ver si llegaba, pero como el tiempo pasaba y la medalla se hacía desear, Cliara ordenó que se llevara adelante la condecoración igual.
-Por haber salvado a la ciudad de Tiama con el honor, la valentía y la lealtad que representa a nuestro Imperio, yo, Cliara Lakhar, Emperatriz de Banderbill, Arghâl y las Islas Reales, te entrego esta medalla al valor. -dijo solemnemente la regenta, y le colocó la medalla en el cuello a Rheus.
Jhent era el que seguía en la fila para recibir la condecoración. Estaba tan feliz, era el mejor día de su vida. Cliara ya estaba lista para entregarle su medalla:
-Por haber salvado a la ciudad de Tiama con el honor, la valentía y la lealtad que representa...
De repente, un portazo se escuchó al fondo del Palacio: Calandria había llegado, y no precisamente para participar de la ceremonia. Caminó furiosamente hacia los que estaban allí presentes:
...que representa la hipocresía y la falsedad de esta Corte, señor. ¡Esa medalla al valor no simboliza nada si es entregada por los cómplices de ese traidor! -dijo la joven guerrera, señalando con su dedo a Rosbeirul Inastir, quien estaba allí como comandante invitado a la ceremonia.
Todos se quedaron atónitos ante semejante acusación sin fundamento. ¿Rosbeirul? ¿Traidor al Imperio? ¿Cómo podía ser?
-¡Esta chica está delirando! ¡¿Cómo osas acusarme de algo así?! ¡Debería darte vergüenza, armar una escena enfrente de nuestra querida Emperatriz! -contestó sorprendido Rosbeirul.
-¿De qué está hablando nuestra homenajeada, señor Inastir? -preguntó Cliara al comandante.
-De nada, mi líder. Es claro que está diciendo tonterías, sepa entender: la batalla le pudo haber afectado la memoria, como a muchos de nuestros soldados. -dijo nerviosamente Rosbeirul.
-¡Mi memoria está en perfecto estado, imbécil! ¡Recuerdo bien cómo dijiste que nos mantuviéramos alejados del Monasterio y nos mandaste a dormir, cuando la solución estaba frente a nuestras narices! Por algo habrá sido, ¿no? -cuestionó Calandria a su ex-amante.
En ese instante, todos los presentes miraron al comandante y comenzaron a dudar. No había pruebas de que la traición del comandante sea verdadera, pero tampoco faltaban razones para sospechar. Luego de decir eso, la joven guerrera prosiguió hablando:
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El origen de una guerrera
FantasyEn las medievales tierras de Zorthum, una joven elfa llamada Calandria parece llevar una vida normal. Sin embargo, Calandria se enterará que su destino puede estar en riesgo, lo que la llevará a vivir sorprendentes aventuras.