Capítulo 7: Sueño pesado

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Una semana pasó. A la deriva, en aguas congeladas. Atestada por las sombras, Calandria solo halló demonios y diablillos revoloteando por su inconsciente en su descanso. Cayó en un profundo sueño desde entonces, y su barca daba cada vez más vueltas.

Uno de ellos, llamado "Egoísmo", tomó una parte de la mente de la muchacha y se encerró allí sin dejar que nadie ni ningún pensamiento entre en su espacio. Otro diablo, de nombre "Avaricia", hizo lo mismo pero dejó entrar solo a muy pocos males que merodeaban vanidosos por aquellos lares mentales. Otros dos demonios, "Ira" y "Envidia", marginados, refunfuñaban y gritaban sin cesar, maldiciendo a los otros diablillos por no darles lo que tenían o no dejarlos pasar. La mente de la joven guerrera estaba en una gran disputa.

Por fuera, el cuerpo de Calandria temblaba y sudaba sin parar. Las pieles que había adquirido no bastaron para evitar que el frío atroz penetre en sus huesos.

Desde las profundidades del Infierno, Mhorkvel manejaba con gracia a estos demonios. Sabía que, aunque estos yacían naturalmente en todos los mortales, en la muchacha no se hacían tan presentes como en cualquier otro ser. Es por eso que el Demonio atormentó su sueño durante días, con el objetivo de esclavizar su mente y manipularla a su gusto.

Pero, de pronto, una luz deslumbrante invadió la barca donde yacía Calandria. Sin embargo, este resplandor no despertó a la muchacha, debido a que los demonios la habían sumido en un profundo sueño, casi sin salida.

Sorpresivamente, en esta luz se veía la silueta de un hombre. No se sabe bien qué o quién era, pero se acercó a la joven guerrera, recitó con calma unas palabras en un lenguaje extraño, como si estuviera lanzando un conjuro. "Musas Apello" era lo que este desconocido estaba diciendo.

—Levántate niña, no te sumerjas en aguas equivocadas. Todavía tienes mucho por qué luchar.

Luego de oír estas palabras, en la mente de Calandria los demonios huyeron despavoridos en forma de humo negruzco que salió lentamente de la boca de la muchacha. Este humo continuó saliendo por unos minutos hasta que la luz de aquel extraño logró despertarla. Cuando la joven guerrera abrió los ojos, esta luz se esfumó misteriosamente.

Se puso de pie y observó atentamente a su alrededor, pero solo agua y hielo rodeaba su barca. Confundida y algo atolondrada, volvió a tomar el timón. Una vez más, se dispuso a navegar sin rumbo alguno, mientras pensaba en lo ocurrido. ¿Qué era aquella luz? ¿Acaso era alguien? ¿Y por qué la había rescatado de la oscuridad de su ensueño?

El origen de una guerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora