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En la habitación estaba HuaiSang intentando controlarse, no quería explotar y eso que hizo el esfuerzo de no hacerlo frente a su amiga que se fue una hora antes, se comunicó con Song Lan y le pidió que fuera a su casa. Cerró los ojos, tratando de pensar en otras cosas, pero lo único pasaba en su mente eran las palabras que dijo Qing, sumando la sonrisa burlona de Yao. 

—Mierda...—Susurró abriendo los ojos y se levantó del sillón. 

Había perdido el apetito y los dulces que estaba en el escritorio le hacía empeorar su humor. La sonrisa que tenía días antes ya no estaba en su rostro, en su lugar estaba serio, muy serio. No era como Jiang Cheng, pero su paciencia había llegado al límite, con sólo pensar en esta maldita zorra le enfurecía que acabó por tirar el plato lleno de bocadillos y éste se rompió en pedazos tirando por todos los lados. 

La puerta se abrió de una, el menor, que se encontraba de espaldas, cerró los ojos por unos segundos antes de girarse con una sonrisa falsa, frente a él estaba la señorita con expresión de preocupación y detrás de ella estaba el invitado que estaba esperando.

—Lo siento, se me resbaló.—Miró hacia el suelo.—No ha llegado a mis pies, por suerte.

—Oh, joven... Deja que limpio, espera que traeré escoba y recogedor. 

—Sí, perdona por las molestias.—Le siguió sonriendo falsamente. 

Cuando la joven se dio vuelta, Song Lan fue testigo de la sonrisa desaparecer del rostro de HuaiSang, se sintió intimidado por la mirada fría que el menor tenía. Se recordó que nunca debe hacer enojarlo... Era un niño, pero tenía aura de que te mataba sin dudar, el aire comenzó a pesarle y sintió deseos de irse ya que valoraba su vida. 

—Song Lan.—Le llamó.

—¿S-Sí? 

—¿Por qué siento cosquilleo en mi mano?—Preguntó mientras alzaba su mano y movió los dedos.—Tal vez necesito un cuchillo... O una pistola...

—... HuaiSang, ¿Pasó algo para que te pusieras así?

—A veces... Pienso que Yao sugirió comprar puros... Además añadió una sustancia rara que puede matar a alguien... Pero por otro lado, pienso que fue el señor Jin que buscará una manera de que matará al señor Nie con algo que no pueda detectar en la autopsia... 

—De hecho... 

Los pasos acercándose hicieron que ambos se callaran y entonces el menor volvió a sonreír, esta vez con una pequeña, un poco antes de que la señorita entrará con las cosas. Los dos hombres esperaron que la joven terminará.

—Le traeré...

—No es necesario.—Agradeció el menor aún con la pequeña sonrisa.—Bajaré en caso de que necesite. Sólo avisame cuando llegue MingJue.

—Está bien. 

Cuando se quedaron solos, el menor se dirigió hacia la cama y se sentó, le hizo una seña al otro que se sentará en el sillón que estaba cerca. Su vista se dirigió hacia la mesita de luz dónde estaba el abanico que su hermano mayor le había regalado y entonces su expresión se relajó.

—En realidad venía para contarte el hecho del señor y de Su She. 

El menor asintió dándole entender que lo estaba escuchando mientras tomaba el abanico y lo abrió, una pequeña sonrisa se le dibujó en su rostro y desvió su mirada hacia el otro ya que no lo oía hablar.

A different destination. [Niecest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora