8 - .: La fiesta :.

216 12 0
                                    

Soy a prueba de balas,
sin nada que perder, 
dispara, dispara.


Titanium - David Guetta ft. Sia


Matías me acompañó a la fiesta de egresados a la que yo no tenía la más mínima intención de ir, pero mi abuela insistió y Matías se ofreció y al final terminé en la fiesta, con unos tacos de mi amiga Laura y un vestido, también suyo, tan corto y a...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Matías me acompañó a la fiesta de egresados a la que yo no tenía la más mínima intención de ir, pero mi abuela insistió y Matías se ofreció y al final terminé en la fiesta, con unos tacos de mi amiga Laura y un vestido, también suyo, tan corto y ajustado que me sentía casi desnuda. Pero me lo dejé, porque Matías no paraba de mirarme como si lo estuviera. Y eso estaba de lo más bien.

Cuando llegamos al lugar, una disco en Palermo que había elegido todo el curso menos yo —por estar absorta en temas mucho menos superficiales, como la muerte de mi madre, la aparición de mi padre y el empleado de mi abuela—, vi a Laura sacudiendo los brazos desde la barra y supe que ya estaba a medio camino de estar borracha. La conocía lo suficiente como para verla en medio de las luces de disco y saber que no estaba del todo en su centro.

Con Laura habíamos sido las raras desde primer año y nos habíamos hecho tan inseparables, que nos habían apodado «Las Claura». Pero desde que había muerto mi madre nos habíamos visto más que nada en el colegio y ahora que ya no teníamos clases, habíamos perdido un poco el ritmo. No le había llegado a contar que salía con Matías. Ni siquiera le había llegado a contar que Matías existía, así que al verme llegar con él me miró como alucinada. O medio borracha.

—Me-en-can-ta cómo te quedó el vestido —exclamó, y me rodeó el cuello con su brazo.

Pude sentir su aliento a alcohol y el perfume del maquillaje. Laura se maquillaba como una actriz, con delineado de gato y sombra y pestañas postizas y quedaba re Marilyn. Lástima que muy pronto perdiera el encanto bajo los vapores del alcohol. Pero bueno, había vivido cosas peores que las mías y demasiado bien estaba, a decir verdad.

—Él es Matías. Ella Laura, mi mejor amiga —los presenté cuando ella lo señaló con un gesto.

—Somos Las Claura —puntualizó abrazándome más fuerte, como si quisiera demostrar que primero era de ella. Pero Matías se lo tomó con simpatía y asintió.

—Lo sé. Y me dijo Clara que hace mucho que no se ven, así que me voy a dar una vuelta y vuelvo —dijo, y se inclinó para darme un beso, aunque Laura seguía aferrada a mí como una garrapata y yo no estaba muy convencida de aceptar que Matías anduviera dando vueltas solo por ahí.

—Ay, amiga —gimió sobre mi hombro—. ¡Me has dejado por Kurt Cobain!

—Nada que ver con Kurt Cobain —dije, tratando de zafarme para sentarme en uno de los taburetes. Laura se trepó a otro y se acodó en la barra.

—Es igual.

—Bueno, puede ser. Pero no está loco como ese tipo.

—Esperemos.

Sonreí, asentí y mi amiga extendió los brazos para darme un abrazo.

—¿Cómo estás, ami? ¿Mejor de todo?

El viaje de ClaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora