13 ||CAÍN||

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ADIRAEL INFERNO;

—Repite conmigo; Adirael es un hijo de la grandisima puta, humana, satánica, sádica y manipuladora. Del aterrador, grandioso e intimidante demonio Lucifer, señor de los infiernos y de los pecados.

—A-adirael es un hijo de la grandisima puta, humana, satánica, sádica y manipuladora... D-del aterrador... Y... y grandioso e intimidante demonio Lucifer, señor de los infiernos y de los pecados.

Le di unas palmaditas en la espalda al humano y le agarré una oreja notando la presión ejercida en ella, cerró los ojos en un instinto de vulnerabilidad y puso cara de temor.

Como si estuviera regañando a un niño pequeño.

—Mal, mal, mal... ¿Cuántas veces tendré que volvertelo a repetir?—inquirí en un tono relajado y pesado.—Te he dicho que pronuncies mi nombre sin tartamudear.

Me estaba empezando a aburrir de aquel mortal.

—Por favor, haré lo que me pidas  pero no me hagas daño, tengo a una familia que mantener.— suplicó con miedo.

—¿Ah sí?—le agarré más fuerte y lo tiré al suelo, cayó de espaldas y apoyó los dos brazos hacia atrás mostrando cara de... Din dong, gilipollas.—¿A qué estás dispuesto a renunciar por tu "familia"? —hice énfasis en esa palabra tan repugnante.

—T-todo.

Volvió a tartamudear.

Volvió a aburrirme.

Volví a cabrearme.

Sonreí con suficiencia y me agaché quedando a escasos centímetros de su cuerpo débilmente humano. Mis ojos entonces se convirtieron en unos negros tan oscuros como mi ira, entorné estos y dejé que mi desafiante mirada causara tanto miedo como destrucción. El humano parpadeó varias veces y se echó hacia atrás en un impulso.

—TE DIJE QUE HICIERAS UNA SOLA COSA, MALDITA SEA.

—N... No pude señor, lo sien...

Le interrumpi.

—¡¡Qué cojones quieres que haga con esa maldita disculpa!! No me sirve, no sirves de nada como el resto de tu maldita raza humana.—dejé de pensar con claridad.—TIENES 3 SEGUNDOS PARA CONVERCERME DE QUÉ NO TE MANDE AL INFIERNO PARA QUE TE QUEMES EL RESTO DE TU JODIDA EXISTENCIA.

—Estás loco hermano.

Escuché la voz de Triel y no me giré para encararlo, aún no, aún no había terminado con este mal parido.

—Chupame los cojones Triel.

Dio una carcajada divertida.

—¿En serio crees que ese humano sabe donde está Caín? Miralo, no puede ni sostenerse en pie.

Me levanté y me giré, esta vez, acercándome a él, le tomé del moflete derecho para así dar pequeños golpes en ella y sonreí con sorna.

—Nadie te ha reclamado, si quisiera a un demonio para que me toque las pelotas ya lo hubiera traído conmigo desde el infierno.

Cogí la botella de ron que dejé sobre la mesa de cristal negro y empecé a bebermela sin ningún problema, sentí como bajaba el líquido una y otra vez, nunca paraba, era un infierno no poder emborracharse cuando tenía todos los motivos justificados del mundo para poder hacerlo.

Necesitaba beber y olvidarme quien era.

Pero antes necesitaba averiguar donde cojones está el padre de Zahara.

No me preguntéis, ni siquiera yo me creo porque cojones lo estoy haciendo.

—Vamos hermano, Caín no es de los que dejan huella, no confiaría su ubicación en alguien como él.— lo señaló con la cabeza.

|ENTRE CAÍDOS|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora