33: Quiebre

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Pov Peridot

Siento el estomago vacío y mi mente sólo se dedica a pensar mil cosas, de lo que pasará a partir de ahora si Margaret decide tenerlo. Precisamente es lo que más me inquieta de ella, está como si fuera algo normal a los 17 años ser padre.

Sólo existe una solución.

Me miré por ultima vez al espejo, no podía salir con este aspecto, así que lavé bien mi cara y traté de mentalizame que todo estará bien, saldré de esta puerta y hablaré a solas con Margaret. Ella tiene que saber lo que yo pienso de todo esto.

No quiero.

No puedo.

Abrí la puerta del baño y para mi suerte Margaret se encontraba justo ahí, al lado de Jasper. Al parecer ya estaban por golpear la puerta y preguntar como estoy.

—Peridot ¿Realmente estás bien?—Preguntó Margaret, su tono sonó preocupado.

—No del todo.—Tomé su muñeca.—Tengo que hablar contigo a solas ¿Puedes?

—Eh... Claro. Vamos al balcón.—Asintió

Yo se que si le digo todo esto en frente de las demás el alboroto se armaría de inmediato y sobre todo temo por la reacción de Nancy que estos últimos días ha estado una fiera conmigo.

Margaret abrió el ventanal del balcón y ambas nos apoyamos de la reja. Había uno que otro macetero con flores, las cuales llamaron mi atención.

—¿Y estas flores? Se ven muy bonitas.—Dije, apuntando al macetero que estaba a mi derecha.

—¡Ah esas! Son Calibrachoas y yo las cuido porque me recuerdan a ti, son tan amarillas como el color de tu pelo, aunque no soportan el frio.—Me sonrió, se acercó hacia el macetero para tomarlo y así olerlas.

¿Tiene flores porque le recuerdan a mi?

No me hagas sentir más culpa por favor.

Ya no sé como empezar la conversación para no sonar tan hiriente, pero si me voy por las ramas más me complicaré.

Ni modo.

—Margaret... Quiero decirte algo, pero no te lo tomes a mal por favor.

—Dime.—Fijó su mirada en mi.

Malditos nervios.

—Iré al grano. ¿Tú realmente quieres tener a ese bebé?

Ella desvió su mirada y luego sonrió.

—En un principio la verdad no quería porque embarazarse a esta edad es sólo para acortar tu juventud, pero se que aquí dentro...—Tocó su vientre con ambas manos.—Está algo de ti, y eso es lo que me dio a entender que si quiero.

Su respuesta me dejó perpleja, y eso es porque todavía yo no le he dicho toda la verdad. Si le dijera que amo a Lapis y que sus sospechas eran ciertas ¿Haría lo que yo quiero?

—Sabes, estás cometiendo un error. Tú y yo terminamos ¿Porqué querrías tener un crío de alguien que ya no está contigo? Además...—Inspiré todo el aire que pude y luego solté.—Yo... Yo amo a tu hermana Lapis. Perdóname por no habértelo dicho antes.

Finalmente se lo dije.

Siento como un gran peso interno se desvaneció.

Pero... Puedo ver como sus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas. Si tan solo hubiese sido sincera desde un principio nada de esto habría pasado.

Maldita sea.

Ella se puso de rodillas, cubrió su cara con ambas manos y lloró desconsoladamente. Yo me puse a su altura para calmarla.

Tres no son multitud? [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora