La llegada. -01

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" Cambió, se nota en su pelo, en su forma de caminar y en su manera de vivir que ya no le pertenece a nadie."

............

Se abrieron las puertas del aeropuerto, dejando salir de él a una chica de pelo azabache, delgada, y alta, con la sonrisa más radiante que se había visto en la ciudad de los Santos.

Lexa Conway.

Su hermano mayor la estaría esperando en el estacionamiento, con su patrulla y la compañía de su cigarrillo.

En cuanto la vio lo tiró y le sonrió para unirse en un muy necesitado abrazo, después de todo, ella no lo había vuelto a ver desde la guerra.

- Sigues vivo...

Apretó sus mejillas y removió su cabello

- Esta diferente.- dijo frunciendo el ceño su hermano

Ella le sonrió y entró al auto en el asiento de copiloto.

- Quiero que me muestres tu ciudad.

El solo río y se metió al auto, poniendo las llaves y prendiéndolo

- Debo pasar por comisaría antes

Su hermano era el intendente de la ciudad, lo cual es bastante curioso, ella no se esperó que ese fuera el cargo que el eligiera, aunque parece ser que se adaptó bien.

Prendió la radio y puso sus pies sobre el tablero, algo que su hermano no pasó por alto.

Ella miraba las calles, algunos autos superando el exceso de velocidad pasaron por su lado, personas extrañas, y de raras vestimentas caminaban por las calles cerca de comisaría.

Al llegar se bajaron, dejando su mochila en la parte de atrás del auto.

- Vas a visitar la oficina del superintendente - siéntete privilegiada

Él me había comentado eso por mensaje, mi hermano y su gran complejo de superioridad hizo que todos en la ciudad lo llamen superintendente, incluso muy pocos sabían su verdadero nombre.

Entramos por unas puertas de vidrio, había algunas personas sentadas en unas sillas, había bastante ruido y parecía desorganizado.

Algunos oficiales entraban y salían de unas puertas al fondo, el me guío hacia unas puertas dobles, encontrándome con unas escaleras.

Llegamos a su oficina, él se sentó en una silla de cuero marrón y yo me senté en una de las dos sillas negras.

- Tengo que arreglar algunos asuntos con unos oficiales y alumnos, siéntate en los sillones de allá- dijo señalando con su cabeza la pequeña sala que se encontraba a la izquierda

Me levanté y caminé hacia ella, sentándome en uno de los sillones, me puse a leer unos papeles que había arriba de la mesa para perder el tiempo.

Escuché la puerta abrirse, y a mi hermano saludar

- Superintendente, voy a dirigirme a un atraco en el badulaque, en la recepción estaban Horacio y Gustabo, ¿los dejo pasar?

Él no contestó, y sentí la puerta cerrarse.

- Joder, el papeleo es un coñazo - escuché como movía papeles

- Solo tú podrías con eso

Me acomode mejor, poniendo mis piernas en el respaldo y dejando mi cabeza caer hacia el suelo.

Cambié de papel, solo habían cuentas de compra de armas, chalecos y algunas granadas.

Parecía un cuerpo policial muy equipado.

Provocador || Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora