Mensajes. -15

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"Nosotros somos nuestro propio demonio, y nosotros hacemos de este mundo nuestro infierno."

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Luego de varios dias en cama, por insistencia de Jack, logré salir de su casa, si, porque todavía encima, no me dejó irme a casa sola, el tenia que estar conmigo en todo momento.

Por lo poco que me había enterado, ya le habían hecho el funeral a aquel oficial, y Gustabo ya estaba mejor, aunque no recordaba nada. 

Y yo, simplemente tenia un gran corte en la puta frente.

Me habían dicho que no hiciera cosas extrañas ultimamente, y que procure no caerme, porque la herida se abriria.

La doctora que me trató era nada mas y nada menos que la maldita jefa del hospital,y si, por insistencia de Jack. 

Trataba de escapar de todo lo que tuviera que ver con el, me agobiaba todo el tiempo con sus insistencias de que no quería que algo así volviera a pasar, y que según el, esa mafia era algo de que cuidarse.

Mi opinión, es que solo son tristes personas que no tienen nada más que hacer, y que seguramente estén cabreadas con el CNP por alguna multa.

Así que, pasando totalmente de las advertencias de Jack, me fui a la mierda de su casa, encontrándome ahora en una tienda de ropa, buscando algo que no esté manchado con sangre, o no sea un uniforme militar.

Estaba frustrada, en realidad era muy mala eligiendo ropa que no sea completamente de negro, y eso era completamente culpa de la milicia.

Luego de lo que pareció una eternidad, me decante por cambiar lo negro, por lo gris.

Saliendo de la tienda, comencé a caminar hacia el centro, sabía que en algún momento un taxi debía pasar.

Un mensaje llegó a mi celular.

- Deberíamos hablar.

Fruncí el ceño ante el mensaje del rubio, y le dije que estaba yendo hacia comisaría, que lo vería allí.

Si tenía que decirme algo, procuraré que sea en una zona segura para mí.

Llegando al lugar, me crucé a Greco, y aunque haya puesto todos mis esfuerzos por intentar ocultarme de el, no se pudo.

El hecho de haberlo encontrado en el baño del hospital, aún me causaba cierta incomodidad, o mejor dicho, vergüenza.

Yo iba totalmente fuera de mi ese día, sinceramente, sabría diferenciar un maldito baño de hombres con uno de mujeres, pero el alcohol me vuelve idiota, así que no pude hacer mejor cosa que meterme en el baño equivocado.

Pero el pareció no acordarse de aquello, y vino hacia mi, saludandome  preguntando cómo me encontraba.

Claro que le respondí con respeto, y con rapidez, huyendo de esa situación lo más rápido que pude.

Al llegar a dentro de comisaría, tuve la grandísima suerte de encontrarme a nada más y nada menos que Volkov.

Si, la persona a la que había encontrado en pleno acto sexual, y a su lado, Jack, que pensaba que yo aún seguía en su casa.

En ese momento recibí dos miradas, una de profunda molestia, y la otra, de vergüenza.

Adivinen cual es de cada quien.

Suspiré y me acerqué al par, sabiendo de antemano lo que iba a pasar.

- Que cojones haces aquí.

Provocador || Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora